Invito
a pensar en cuál es la magia de la formación política y la formación Ética en
las profesiones, adoptando como premisa metodológica que el CEREBRO
NECESITA EMOCIONARSE PARA APRENDER.
Muchos
de los estudiantes de las profesiones de la salud - ahora profesionales- que
vivieron conmigo esta experiencia,
podrán dar fé de mi pasión y la pasión que adquirieron ellos por
este campo. La formación política y la Ética, les permitió fortalecerse como
personas, líderes, con mayor argumentación, dirección y movimiento en espacios
con mayores conocimientos de las humanidades, el medio ambiente, la
representación laboral. Lamento que sea una pequeña muestra que logró
emocionar su cerebro.
¿Pero cómo? Con el análisis de
situaciones del ejercicio profesional, encontramos que se vive la historia del
desencantamiento continuo de los profesionales frente a su situación económica,
social, y laboral. Esto, pone en tela de
juicio -la conciencia alineada de las
profesiones o sea –una separación y
distanciamiento entre la formación, la participación y la comprensión del
contexto en que se ejerce- , que definitivamente para que cambie necesita el reencantarse y
reencontrarse porque el presente y futuro profesional están en juego.
Cada vez es más
frecuente exigirle a la educación que tenga una responsabilidad mayor en la
formación ciudadana y política de los futuros profesionales, lo que va
acompañado de las exigencias de entregar los saberes necesarios – cada vez más
complejos – para que se puedan integrar al mundo laboral y a la sociedad en
general.
Un asunto no fácil. Una realidad que se vive en soledad por los profesores de estos campos,
con la presión que los responsabiliza sobre
la suerte de dicha esperanza, como si los demás docentes no la tuvieran. Se
requiere entonces comenzar por ellos, toda vez que los
profesionales ascienden a ser docentes solo con un buen conocimiento de su área
específica, pero sin mayor conciencia histórica de la profesión.
Señalo esto, porque cuando se analiza
situaciones puntuales del ejercicio profesional, se encuentra en quien las vive
–los profesionales- o las observa - los estudiantes- lo que llamo malestares del alma: esperando
que otro llegue a redimirlos. Y esta cultura o concepción se reproduce en las
aulas sin mayor discusión, como si fuera un asunto de otros, y más aún, pensando que tanto la Ética , como la Política son disciplinas
confusas que se ocupan de cuestiones de opinión, mientras que la ciencia se
dedica al descubrimiento de hechos, a proporcionar pruebas y la difusión de
verdades objetivas.
Nada más ajeno a esa concepción por eso los males del alma. Algo sintomático de ese malestar general es la impotencia que viven los profesionales al no encontrarse empleos significativos. Se les exige que se identifiquen con el contexto y, aún mas, que lo justifiquen
y defiendan, aún en contra de los principios profesionales y sus competencias.
Esto no nos debe
desanimar, la magia llegará para posicionar las ciencias humanas y el
humanismo logrando una centralidad única
en aquellas profesiones que se denominan disciplinas sociales como la enfermería, y porque una
sociedad con buenos logros educativos, tiende a ser más igualitaria en su
estructura de ingresos, tanto por los retornos laborales a la profesión, como
por el impacto en nuestro ser, en el ethos profesional, precisamente, como experiencia vital.
Hoy en día vivimos en
una sociedad que experimenta cambios profundos, y trae de la mano la enorme influencia de los medios de
comunicación; las modificaciones que experimenta la institución de la familia,
de las profesiones, de la juventud; las nuevas tecnologías y los mercados
globalizados que demandan una nueva cultura laboral que no se debate dentro de
las profesiones; la explosión de la sociedad del consumo; la nueva concepción
de la ciudadanía y el rol del Estado, Toda esta problemática debe comprenderse
y seducir a nuestros cerebros, y debe hacerse desde la Etica y la Política,
buscando salidas que impacten a la sociedad y las profesiones en su
preocupación por los valores, ya que dicha preocupación habla de los
fundamentos que permiten convivir en sociedad y mantener el norte de la propia
existencia tanto como personas y profesionales.
Por tanto, desde la
visión de que el conocimiento es ‘el
recurso’ que genera riqueza se puede encontrar la respuesta al ¿Cómo?, con un
reencantamiento que seduzca, que mantenga viva la esperanza de que es posible
un mundo mejor, más humano, más vivible y de mayor convivencia. Invito a convocar miradas y acciones en pro
de un futuro mejor. FELICES FIESTAS A TODOS Y TODAS LAS AMIGAS DEL BLOG…nos leemos en el 2018.
Siempre he pensado que la pelota reclama afecto. Si es pateada con pasión, el tiro termina en las redes. Que en el 2018 las cosas cambien y en las profesiones sintamos la pasión necesaria para ese cambio . Saludos Juan B
ResponderEliminarCon un saludo cordial a la Maestra de la Visión real de nuestra profesión en el país, me atrevo a hacer un reconocimiento de una mirada que las organizaciones y las instituciones de enfermería en el contexto deberían hacer tanto en la capacitación a los profesionales egresados, como a los estudiantes de cada una de las instituciones formadoras. Se que la preocupación genuina es, como concreta el sistema, en el conocimiento de la tecnología y la ciencia; pero tiene razón la profesora en su preocupación (que claramente comparto), la importancia de la formación en lo fundamental para una profesión tan valiosa y necesaria en la salud y el bienestar de la humanidad. Gracias Alba Lucia por sus reflexiones y orientaciones, y mucha paz en estas festividades, Abrazos: Beatriz Peña
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