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Enfemera de la Universidad del Rosario de Bogotá-Colombia-Abogada de la Universidad Nacional de Colombia. Con formación postgradual en Gerencia de la Salud Pública,Instituciones Jurídico Laborales , Políticas Sociales con Enfasis en Salud y Docencia. He sido profesora de Etica y Bioética, FORMACION POLITICA en universidades como: Fundación Universitaria del Area Andina en Bogotá-Colombia; y me desempeñè como Enfermera HUS de Bogotá ; Conferencista en las áreas de Responsabilidad profesional, políticas de Salud y enfermería, Etica y Bioética, Derechos fundamentales, en especial derechos de los niños y niñas. Expresidenta del Consejo Técnico Nacional de Enfermería CTNE -período 2008-2010. Fui hasta el año 2015 miembro de la Asociación Nacional de Enfermeras de Colombia ANEC.

jueves, 6 de septiembre de 2018

LA DIGNIDAD UN SENTIMIENTO MORAL QUE SE SIENTE EN LA PIEL

Frente a la pregunta ¿qué es la dignidad humana? podría responderse con entera certeza que  ¡es el valor de ser persona!, lo que aplicado a los profesionales se refiere a la conciencia, al sentido , al sentimiento del profesional sobre su valor como tal, a lo que ha aprendido, a su experiencia, a lo que hace, a lo que aporta ,es, y proyecta. Como sentimiento moral, la dignidad se diferencia de otros sentimientos en su fundamento: el respeto, en el valor interno de su propia valía y estima que tiene por el solo hecho de ser profesional. 
En otras palabras la dignidad no se piensa, ni se razona, algunas veces ni se entiende,  sino que se siente en lo íntimo , en lo constitutivo de su yo profesional, de su mismisidad;  por ella es susceptible de ser reconocido como tal , valorado, apreciado y respetado, pero también puede ser herido, despreciado, desconocido por los demás. Por eso cuando esta falta, decimos aquí, que se siente en la piel, allí donde duele el rechazo, la indiferencia y que se aloja en algunas personas en su pecho, estómago, brazos, ojos llorosos, donde se apaga la voz, tiemblan las piernas porque los otros nos afrentan.
Como sentimiento moral es básico para tomar decisiones y hacer elecciones autónomas, libres, responsables, fundada en principios morales que guían su comportamiento. Así se convierte en la base de lo que se conoce como concepción moral: valores, normas, principios, actitudes que orientan nuestra conducta personal y de los grupos, las cuales se reproducen por mecanismos educativos de control ideológico, formal e informal. Oh, cuanta responsabilidad les corresponde al sector formador, a los docentes frente a la formación de las concepciones morales y su base de dignidad, sobre todo en momentos en que cuestionamos el actuar profesional, su proyección, su quehacer.
Por otra parte, los profesionales no podemos admitir desviaciones conceptuales sobre lo que somos, y nuestra dignidad, puesto que otros utilizan el lenguaje como medio para afrentar la dignidad profesional. Un ejemplo de esto, es la forma como se denomina a los profesionales en las instituciones de toda índole: educación, salud, trabajo:  recurso humano. Como tal lo tratan, como a cosa, y una aberración estimativa que nos envuelve y en la que hemos caído en nuestros estudios, e investigaciones.

Tratándonos como recurso perdemos la capacidad protagónica y nos convertimos en manipulables, desechables. A este adjetivo lesivo de la dignidad, ahora bajo el argumento de mejorar esta expresión  se habla de “talento humano”;  esto me recuerda a una colega que cuando escuchaba esto,  reflexionaba que la afrenta era igual, pero señalaba "debe ser porque el profesional  ante los problemas de la profesión“está-lento”"

Retornemos al valor de nuestra mismisidad, de ser constructores y creadores de un mundo y futuro mejor.
Decantemos la dignidad de la nuestra y futura generación de profesionales, ya que en el devenir de la historia parece no importar; pero es necesario que se proteja, guarde y cuide , reflejándose en acciones que se basen en principios y no en intereses personales, en las normas, en las políticas institucionales, de forma que de verdad sea un valor absoluto al cual no podemos renunciar , ni negociar porque no tiene precio.

La dignidad como sentimiento moral debe llevarnos a ser nosotros mismos: profesionales con conocimiento, concepción y acción, de otra forma como exigirla?  Rescatemos  valores colectivos: compasión, solidaridad, equidad, inclusión, relevo generacional, colegaje. Que nuestras acciones nos permitan vivir dignamente  es decir que nuestra profesión no nos lleve al cansancio,  la resistencia, el resentimiento. Así todos habremos ganado, de otra forma, la pérdida es muy grande.