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Enfemera de la Universidad del Rosario de Bogotá-Colombia-Abogada de la Universidad Nacional de Colombia. Con formación postgradual en Gerencia de la Salud Pública,Instituciones Jurídico Laborales , Políticas Sociales con Enfasis en Salud y Docencia. He sido profesora de Etica y Bioética, FORMACION POLITICA en universidades como: Fundación Universitaria del Area Andina en Bogotá-Colombia; y me desempeñè como Enfermera HUS de Bogotá ; Conferencista en las áreas de Responsabilidad profesional, políticas de Salud y enfermería, Etica y Bioética, Derechos fundamentales, en especial derechos de los niños y niñas. Expresidenta del Consejo Técnico Nacional de Enfermería CTNE -período 2008-2010. Fui hasta el año 2015 miembro de la Asociación Nacional de Enfermeras de Colombia ANEC.

domingo, 7 de noviembre de 2021

LA PROFESION: mirada DESDE LA PERIFERIA

“Uno no entiende a los demás hasta que no se mete bajo su piel y camina con ella por la vida”

Matar a un ruiseñor: Harper Lee

Salir de la mirada de la profesión desde el centro: la dirección, el gremio, la gerencia, la docencia, de ver como profesional de enfermería  y pasarse al lado de quien vive la experiencia de un  sujeto de cuidado: la persona  la familia, la comunidad,  constituye una mirada muy diferente sobre la profesión: la de la periferia.  
Esta aventura de describir sintiendo,  que llamo aqui la mirada desde la periferia,  lo hago luego de vivir la experiencia de ser amiga, familiar , conocida, de múltiples personas que necesitaron en algún momento del cuidado de enfermería,   antes, durante y luego de la pandemia, pero que  este no llegó.
 Ya lo advirtieron periodistas como Alfredo Molano  https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/alfredo-molano-bravo/el-corredor-de-la-muerte-column-628685/ , Piedad Bonett:https://www.lafm.com.co/colombia/piedad-bonnet-denuncia-tratos-inhumanos-mujeres-que-abortan-en-hospital-la-victoria,  Aura Lucia Mera en el Espectador y  muchas personas  que  me lo han expresado en  los encuentros de la vida y que lo ven como una constante.
pero que mi mirada desde el centro hizo que , varias veces, me resistiera y justificara la realidad de enfermería más como un problema de contexto y no como un problema del ser profesional.
Hace ya varios meses tuve la vivencia de la mirada periférica,  con varias experiencias  directas  e indirectas, lo cual  me llevó  a perder  la fe en la humanidad de la profesión.
Hablo de esto tan delicado y complejo  desconociendo las recomendaciones de quienes me pedían sea “políticamente correcta”, pero que,   lo hago como una  forma de desbloquear  esa perdida.
Simplificando los hechos , algunos muy sencillos pero dicientes : una colega  recibía cuidados básicos  si un familiar , otra colega, o una auxiliar contratada, lo hacían.   Como familia viví también la ausencia de cuidado de enfermería, en múltiples situaciones, unas más y otras menos, por ejemplo  ante el requerimiento del cuidado la  repuesta del profesional fue:  “ya le mando una niña”… y  esta nunca llegó;   en estos y otros casos que no tienen objeto presentar, esta  situación fue vivida  como una afrenta a la dignidad de la persona y los sujetos de cuidado,  observando  que la mirada humanística y humana de la profesión ha cambiado.
 Alguien en los últimos tiempos señalaba: “NO abundan los héroes que vuelcan su energía hacia los otros en el riesgo y la enfermedad”. Esto es muy cierto, toda vez que el profesional, y así lo anoto, pareciera que está impregnado de la creencia y la cultura de pensar que la vocación, la compasión, la empatía y la bondad es cuestión del  profesional ingenuo. A causa de? no lo se, pero…
 Lo cierto es que obviar  la otra mirada, la periférica, la de la opinión y crítica de los sujetos de cuidado conlleva un alto precio que se mide en : salarios, sueños aplazados, aislamiento, invisibilidad, vivir tensiones, problemas jurídicos, y no ser reconocidos como profesión del cuidado; pues nada es una isla, y en los tiempos de “redes” , la imagen de una profesión que se crea incide en la misma profesión . Igualmente, pienso que se requiere con urgencia comprender que es una falacia considerar que una sociedad se mueve por asuntos muy duros como la economía, la política, etc,  y  que por tanto  los cuidados están exentos de ello, cuando la realidad es otra. Pues  son los cuidados los que sostienen una sociedad, pero al perderse por la profesión, otros ganan.
Es así como los políticos, otras profesiones incluso que no forman parte del campo de la salud, si que han comprendido la importancia del cuidado y por tanto es aprovechado por ellos, declarándose por ejemplo ciudades cuidadoras, instituciones cuidadoras, pontificando sobre el presente y futuro del cuidado.
Para que no tarde años recuperar el ideal  social, y digo  también , porque no,  el ideal  bondadoso de la profesión  y del cuidado , se requiere no seguir callando  sobre la mirada de la periferia, no pensando que solo son casos aislados, manzanas que aparecen , y  por el contrario  construir ideas  que favorezcan el espíritu humano, critico y social de la profesión. 
Es preciso mirar el cuidado no como un acto, un instrumento, una técnica, sino como un valor. Requiere igualmente,  recuperar en los currículos el espacio propio de la formación Ética profesional, que se perdió desde que se transversalizó para dar campo a otras áreas. Y por último se me ocurre algo muy sencillo como estas ideas que hoy comparto, y es que se inculque la “lectura rápida” a ver si, mejor, los profesionales despejan tiempo y  leen a y con los sujetos de cuidado dejando así de pegarse a la pantalla del computador. 
 
Deseo recuperar esa pérdida de fe en la humanidad de la profesión, pues parafraseando  a  alguien  digo  “aunque me haya ido bien en la vida profesional yo soy de los vencidos. Por tanto pataleo como lo hacen los ahorcados”. 

viernes, 30 de abril de 2021

LECCIONES APRENDIDAS: un modo de pensar el mundo, la vida, y la profesión

 

 IN MEMORIAM LUZ MARINA ALFONSO AVILA

Hay personas que dejan huella Se trata de esas personas que vamos encontrando a lo largo de nuestro camino y que, con su afecto, sus palabras, sus acciones, su modo de ver la vida y, en definitiva, con su ejemplo, nos abren a posibilidades de crecimiento que antes desconocíamos. Tengo que reconocerlo: la enfermería me ha dejado entre muchas cosas,  grandes amigos, y una muy valiosa: Luz Marina Alfonso Ávila, a quien dedico estas líneas en su memoria.

Tuve la inmensa suerte de encontrarme con ella en varios escenarios, que aquí no vienen al caso, porque no voy a hacer una semblanza de ella, dado que su hoja de vida es de dominio público y, conocida nacional e internacionalmente. 

Han pasado ya unos cuantos años desde aquella época en que sellamos un pacto de amistad y colegaje. Sorprendentemente he descubierto que cuando un pacto es sincero y respetuoso, el tiempo no borra los recuerdos, y cuando esa persona deja huella, el viento se lleva la hojarasca de lo que se disiente (que fue mucho) pero aquello que de verdad resulta importante se mantiene. A riesgo  de incurrir en simplificaciones, quiero centrarme en algunas ideas que me dejó  y deja para la sociedad y la profesión. Una  maestra que en muchas ocasiones me llevó de su mano por el placer de reflexionar, de pensar, para que muchas cosas yo lo pudiera escribir. Hablo de algunas lecciones como:

·       Le apostó  a la teoría del cuidado de los seres humanos unitarios de  Martha Rogers. Ella mantenía un axioma: “La enfermería debe ser construida desde una serie de postulados que sean aplicables y comprobables en la práctica”.  Decía al respecto: “ El cuidado al parecer tan obvio supone una debilidad entre los profesionales  “, pues su proceso y logros se tratan de verdades que, por esa obviedad lo  negamos y no lo reconocemos ni lo valoramos en su verdadera dimensión. . Para Luzma, como la llamábamos cariñosamente,  Rogers era la seguidora fiel de Nightingale en muchos de sus postulados, tanto  por la visión disciplinar  y científica del cuidado, así como por el sentido de empatía y resonancia que este logra  con los sujetos de cuidado. Al respecto, construimos y compartimos  un postulado que cada vez lo confirmo con vehemencia: “el cuidado es, y todo es cuidado”, es la vida misma, la transferencia energética que nos hace vivir.

·       Conocía a Estanislao Zuleta. mejor que cualquier filósofo. De ella aprendí al leer a Zuleta, y en algunos papeles aun guardo las conclusiones de dicha  lectura. Una de ellas que recuerdo y me sirvió para la enseñanza de la ética, y para la defensa de los profesionales por fallas deontológicas: la importancia del  principio ético  que contiene la empatía y el principio de realidad y humildad al realizar un juicio de valor: “ponerse en los zapatos de otro”. Esto  comienza por comprender desde que perspectiva se mira a ese otro. Generalmente los juicios sobre el otro lo hacemos desde la perspectiva de lo personal, y nosotros, en cambio si nos juzgamos desde lo circunstancial.

·       Genero y ciudadanía: Todo un debate que llevaba a la practica con grupos de comunidades, mujeres, profesionales. Cada vez defendía el derecho a no delegar toda nuestra participación para que otros tomen decisiones que influyen o determinan la vida de una mayoría de la población como somos las mujeres,  y de la profesión. Era una maestra en promulgar la necesidad de una educación para la sensibilización, la autonomía,  y la solidaridad.

·       El dilema de ser profesor o maestro. Gozaba con sus clases de promoción y formación de la salud. Defendía la historia de la profesión, y por ello consideraba que todo maestro es intermediario entre una sociedad tradicional que lo forma y ayuda a mantener, y una sociedad que lo desafía y él ayuda a formar.  He aquí su dilema, una cuestión que no debe pasar inadvertido para las nuevas generaciones, y para el sistema educativo y formadores de profesionales de enfermería.  O replicamos modelos , o los transformamos  sin olvidar la historia, para no repetirla

·       Defensora de la Ley 266 de 1996, como política pública.  A raíz del plan decenal de enfermería para Colombia sostuvimos grandes  debates respecto a que debe considerarse una política pública, llegando a esta conclusión: la guía o dirección del ser, quehacer y estar de una profesión constituye una política pública, y por tanto lo es la Ley 266 de 1996; un plan de desarrollo  o de mejoramiento es un mecanismo para llevarla a cabo, no es en sí mismo la política pública,  éste  se debe a ella, y no al contrario.

·       Una actitud flexible y de dialogo.  Que gran lección nos dio al respecto. Nadie como ella con su actitud conciliadora, actitud muy difícil y al mismo tiempo mas imperativa que exige dar un giro decisivo, un vuelco a nuestra vida ordinaria para personas que como yo, somos un tanto o un muy radicales.  Era optimista , pero no ingenua, que sintonizaba sus pensamientos y acciones con los ritmos del tiempo que vivimos, no para legitimar un orden social y profesional dado ,  sino para  buscar su transformación. En la última conversación me  dio estas palabras para reflexionar: “ la enfermería  no está bien,  por favor mira como retomar el camino, usted puede”.  Espero no defraudarte.

En medio del dolor de su partida, miro con alegría estas y otras tesis y lecciones aprendidas y encuentro posibilidades de crecimiento personal y profesional. Se trata de una propuesta valiosa y prometedora  que parte desde la fe en las capacidades de enfermería y sus miembros, que trasciende fronteras y generaciones, y así, sirviéndome de sus ideas (considero que era una de las ideólogas de la profesión)  no puedo desaprovechar la oportunidad de agradecerle por haber vivido, por sus semillas y huellas que dejó.

Que la tierra te sea leve, tu huella estará presente en tu legado no solo a nivel nacional e internacional. Por siempre Luz Marina.