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Enfemera de la Universidad del Rosario de Bogotá-Colombia-Abogada de la Universidad Nacional de Colombia. Con formación postgradual en Gerencia de la Salud Pública,Instituciones Jurídico Laborales , Políticas Sociales con Enfasis en Salud y Docencia. He sido profesora de Etica y Bioética, FORMACION POLITICA en universidades como: Fundación Universitaria del Area Andina en Bogotá-Colombia; y me desempeñè como Enfermera HUS de Bogotá ; Conferencista en las áreas de Responsabilidad profesional, políticas de Salud y enfermería, Etica y Bioética, Derechos fundamentales, en especial derechos de los niños y niñas. Expresidenta del Consejo Técnico Nacional de Enfermería CTNE -período 2008-2010. Fui hasta el año 2015 miembro de la Asociación Nacional de Enfermeras de Colombia ANEC.

viernes, 1 de diciembre de 2017

LA MAGIA DE LA FORMACION POLITICA Y ETICA EN LAS PROFESION

Invito a pensar en cuál es la magia de la formación política y la formación Ética en las profesiones, adoptando como premisa metodológica que el CEREBRO NECESITA EMOCIONARSE PARA APRENDER. 

Muchos de los estudiantes de las profesiones de la salud - ahora profesionales- que vivieron conmigo esta experiencia,  podrán dar fé de mi pasión y la pasión que adquirieron ellos por este campo. La formación política y la Ética, les permitió fortalecerse como personas, líderes, con mayor argumentación, dirección y movimiento en espacios con mayores conocimientos de las humanidades, el medio ambiente, la representación laboral. Lamento que sea una pequeña muestra que logró emocionar su cerebro.

¿Pero cómo? Con el análisis de situaciones del ejercicio profesional, encontramos que se vive la historia del desencantamiento continuo de los profesionales frente a su situación económica, social, y laboral.  Esto, pone en tela de juicio -la conciencia alineada de las profesiones o sea –una separación y distanciamiento entre la formación, la participación y la comprensión del contexto en que se ejerce- , que definitivamente  para que cambie necesita el reencantarse y reencontrarse porque el presente y futuro profesional están en juego.

Cada vez es más frecuente exigirle a la educación que tenga una responsabilidad mayor en la formación ciudadana y política de los futuros profesionales, lo que va acompañado de las exigencias de entregar los saberes necesarios – cada vez más complejos – para que se puedan integrar al mundo laboral y a la sociedad en general.

Un asunto no fácil. Una realidad que se vive en soledad por los profesores de estos campos, con  la presión que los responsabiliza sobre la suerte de dicha esperanza, como si los demás docentes no la tuvieran. Se requiere entonces comenzar por ellos,  toda vez que los profesionales ascienden a ser docentes solo con un buen conocimiento de su área específica, pero sin mayor conciencia histórica de la profesión.

Señalo esto, porque cuando se analiza situaciones puntuales del ejercicio profesional, se encuentra en quien las vive –los profesionales- o las observa - los estudiantes-  lo que llamo malestares del alma: esperando que otro llegue a redimirlos. Y esta cultura o concepción se reproduce en las aulas sin mayor discusión, como si fuera un asunto de otros,  y más aún, pensando que tanto la Ética , como la Política son disciplinas confusas que se ocupan de cuestiones de opinión, mientras que la ciencia se dedica al descubrimiento de hechos, a proporcionar pruebas y la difusión de verdades objetivas.
Nada más ajeno a esa concepción por eso los males del alma. Algo sintomático de ese malestar general  es la impotencia que viven los profesionales al no encontrarse empleos significativos. Se les exige que se identifiquen con el contexto y, aún mas, que lo justifiquen y defiendan, aún en contra de los principios profesionales y sus competencias.
Esto no nos debe desanimar, la magia llegará para posicionar las ciencias humanas y el humanismo logrando una centralidad única en aquellas profesiones que se denominan disciplinas sociales como la enfermería, y porque una sociedad con buenos logros educativos, tiende a ser más igualitaria en su estructura de ingresos, tanto por los retornos laborales a la profesión, como por el impacto  en nuestro ser, en el ethos profesional,  precisamente, como experiencia vital.

Hoy en día vivimos en una sociedad que experimenta cambios profundos, y trae de la mano  la enorme influencia de los medios de comunicación; las modificaciones que experimenta la institución de la familia, de las profesiones, de la juventud; las nuevas tecnologías y los mercados globalizados que demandan una nueva cultura laboral que no se debate dentro de las profesiones; la explosión de la sociedad del consumo; la nueva concepción de la ciudadanía y el rol del Estado, Toda esta problemática debe comprenderse y seducir a nuestros cerebros, y debe hacerse desde la Etica y la Política, buscando salidas que impacten a la sociedad y las profesiones en su preocupación por los valores, ya que dicha preocupación habla de los fundamentos que permiten convivir en sociedad y mantener el norte de la propia existencia tanto como personas y profesionales.

Por tanto,  desde la visión de que el conocimiento es  ‘el recurso’ que genera riqueza se puede encontrar la respuesta al ¿Cómo?, con un reencantamiento que seduzca, que mantenga viva la esperanza de que es posible un mundo mejor, más humano, más vivible y de mayor convivencia.   Invito a convocar miradas y acciones en pro de un futuro mejor. FELICES FIESTAS A TODOS Y TODAS LAS AMIGAS  DEL BLOG…nos leemos en el 2018.    

miércoles, 1 de noviembre de 2017

LA CONFIANZA y LAS PROFESIONES, ALGUNAS REFLEXIONES

Nadie discute la importancia de la confianza como un valor decisivo  para el  ejercicio profesional. Por tanto, resulta necesario invertir esfuerzos, dedicación y recursos para mejorar la calidad de los conocimientos, competencias,  fortalecimiento de la autonomía, y mejoramiento de los espacios de interacción de los profesionales, porque siempre resultará un activo cuyo poder repercutirá tanto en la sociedad como en el mismo desarrollo de la profesión y sus miembros.
Desde la etimología, la confianza la  encontramos en el verbo latín confido, is, fiar, tener seguridad de la fe de alguien. En este caso, una fé relacionada con el compromiso de un profesional frente al cumplimiento de su fin y propósito de la profesión.
Constituye así un hecho básico, fundamental del ejercicio profesional, puesto que quien recibe los servicios de un profesional, coloca sus expectativas, con todo el sentido de la fé en él y en lo que representa  la profesión para la sociedad.  En este nivel, la confianza se constituye en un rasgo natural de un profesional, y así da lugar al establecimiento de reglas de conducta apropiadas -normas deontológicas- como elementos que indican hasta donde pueden llegar las expectativas, o que esperar de un profesional.  
¿Pero porqué  se debe confiar en un profesional? el punto de partida de su respuesta no es otro que la la historia y tradición  de cada profesión; lo cual conlleva la construcción de un imaginario, un legado, un aporte, y todo aquello que forma parte del  objeto de la profesión, de lo que es evidente, y lo hace diferente de otra profesión. Un profesional confiable será entonces aquel que desarrolla toda la calidad científica, técnica, moral con autonomía y capacidad de respuesta a los problemas, situaciones y estados que la sociedad le ha confiado históricamente a la profesión de la que hace parte.
Por esto, un profesional  debe ser fiel al objeto de su profesión que históricamente la sociedad le ha confiado, si cambia el objeto, transgrede a la profesión y la convierte en otra. También no solo debe parecer un profesional competente, sino ser calificado y reconocido como tal.
Esto significa que quien recibe los servicios de un profesional, espera que éste sepa y cuente  con el conocimiento específico en su campo de acción, y además represente un patrón de humanidad. La confianza así constituye  un valor, que cuando se da es preciado, y cuando no existe se le añora, y la sociedad lo repudia, y no lo olvida.
Para contestar la pregunta, también vale la pena considerar que la confianza es (…) una actitud ante el futuro. En sentido metafórico podría decirse que la confianza puede aplicarse a cualquier cosa, pero en sentido estricto sólo se puede confiar en personas, porque sólo ellas pueden haberse comprometido a actuar de una particular manera.  Así se confía en la seguridad que me da un profesional que conoce sus deberes y derechos, sus obligaciones y responsabilidades consigo mismo, con sus colegas, con los otros, las instituciones y la sociedad; que conoce su orden profesional: las normas, valores, principios, competencias.
Como parte  de la autonomía de una profesión, la confianza tiene indicadores  y por tanto permite medirla, valorarla y apreciarla, valorando de esa forma también la autonomía. Un profesional sin autonomía hace que no se tenga confianza en él.  Por ello, la confianza es una característica cultural aglutinante de los miembros de una profesión, y por tanto condiciona el bienestar de una profesión y sus miembros, ya que, de alguna manera el nivel de reconocimiento social, está relacionado con el nivel de reconocimiento de la autonomía inherente a los miembros de la profesión.
He aquí  la importancia de fortalecer y /o recuperar la  confianza y la legitimidad , que como todo valor si no se cultiva, se disminuye o pierde. Para esto, todos y cada uno de los profesionales deben asumir un papel protagónico y el compromiso para  crear una sociedad más justa. Y dicha fortaleza se logra , primero que todo, con  la práctica del diálogo.
Para una profesión perder o disminuir  la confianza en una sociedad , significa perder el crédito moral y financiero , con consecuencias y  repercusiones directas negativas en el desarrollo profesional y de sus miembros. Así, la confianza hay que ganársela y desarrollarla con  la existencia de un diálogo de la profesión primero entre sus miembros y luego con otros actores,  caracterizado por la transparencia, la búsqueda de mutuo beneficio y la existencia de un proceso estructurado de reciprocidad, donde se persiga fortalecer mutuamente las relaciones. Es este diálogo bien entendido el que dispone de una extraordinaria capacidad generadora de confianza y donde el peso del proceso tiene tanta importancia, o más, que el propio resultado.
Practicar la dialogicidad es un asunto práctico que permite establecer compromiso mutuo y reciprocidad. Por último, es necesario señalar  que la confianza se puede gestionar… he aquí el papel de las organizaciones profesionales.


Si la confianza es un activo valioso , resulta razonable incorporarlo en los planes de acción de estas organizaciones, las que deberían comenzar – y desde la academia- determinando cual es  el índice de confianza de la profesión por la sociedad, y si  no es representativo, debería constituirse en el programa bandera que lidere la visibilidad, reconocimiento social y económico de la profesión. Sin esta punta de lanza cualquier esfuerzo por reivindicar una profesión puede fracasar. Seamos entonces creativos.

domingo, 1 de octubre de 2017

LA SEDUCCION DEL LENGUAJE NEOLIBERAL: ALERTA PROFESIONES.

Desde hace más de dos décadas el lenguaje neoliberal sedujo tanto a la educación, las profesiones, la salud y los servicios, con aspectos y terminologías propias como “cliente,reingeniería, auditar alta gerencia, emprendimiento, gestión, etc, dando a creer que quien no entrara en esa onda quedaría rezagado del mundo y sus bondades.
Mirar su impacto , comienza con la crítica reflexiva que debemos hacernos del porqué existe este tipo de lenguaje común y con el cual expresamos y pactamos cotidianamente. Por ejemplo, pensar que implicaciones tiene para las profesiones el hecho de denominarse sus miembros emprendedores; que ahora no se devengue salarios sino honorarios; que la formación del profesional haya pasado a ser la de  capital humano; o que, sea cual sea la entidad a la cual nos dirijamos, en especial en las instituciones de salud seamos tratados como clientes.
En su respuesta encontraremos que el neoliberalismo no implica solo intervenir en la estructura económica política que nos rige, sino articular cada vez más a la economía ,esferas de la vida de las personas y, construir subjetividades y prácticas que este orden mundial promueve.
En esta racionalidad, la salud  y la educación dejaron de ser un derecho para ser mercancías en manos de “proveedores”. Bajo esta lógica, si una persona tiene un problema tiene que dedicar gran parte de la vida y sus recursos personales para encontrar soluciones individuales en el mercado de  este campo.
Muchas son las estrategias lingüísticas que utiliza: una culpabilizar. Por ejemplo, cuando una persona sufre una afección en salud se la responsabiliza inmediatamente de sus decisiones. Es decir con tácticas lingüísticas se crea confusión sobre las verdaderas raíces de los problemas y se bombardea frecuentemente con frases como: “es preciso apretarse el cinturón, estamos en crisis.” Lo malo es que esta estrategia es una de las que más se difunde en el campo de la salud y se comienza primero con los profesionales: se les culpa por no ver el vaso medio lleno: “siquiera que tiene trabajo,  y  de su suerte “por no ser emprendedor”. Esta estrategia quiere fomentar una actitud, pero no mirar objetivamente la realidad que pasa en el mundo laboral y económico.
Por el otro lado, se ha demostrado que “uno de los colectivos más culpabilizados” es el de los enfermos : “no se ha cuidado; no tiene quien venga con usted? donde está su familia?;  deme un momentico ya vengo porque otros están peor que Usted, así que debe esperar,etc, etc”.  Con esta estrategia se busca que no se tenga en cuenta que,  la salud es el sector más afectado por los recortes y la privatización de sus servicios. Quien haya pasado por unas urgencias como paciente o con un paciente-no le digo cliente-, podrá comprobar los recortes de personal, la espera en el pasillo donde recuerda la cuña que se le ha vendido y  señala que la salud “depende del estilo de vida de cada cual”, pero no se le ha dicho que esta depende de muchos determinantes sociales, razón principal de las enfermedades. En todo caso, esta racionalidad tiene como función llevar a la persona a pensar que es la culpable de la situación que sufre.
Otra estrategia del lenguaje neoliberal es: no hablar de algo. Esto se aplica, algunas veces, en educación, y se ha ido incrustando en sus entrañas así: “¿porque hablar de desigualdad social y cuidado?;  el tema que enseño no da para el enfoque de género. nunca he sentido discriminación, yo estoy muy bien como docente, no sabía que los salarios estuviesen tan bajos en la asistencia, no tengo tiempo para ese tema”. Ignorando los problemas, se coloca a la profesión cada día más lejos de las condiciones laborales y económicas dignas.
También se seduce confundiendo y sembrando duda. Esta nos lleva a lo que se conoce como democracia intrascendente o sea dar la apariencia de ser democrático: "Nadie participa; Aquí existe el buzón para expresar quejas; en las llamadas telefónicas- que no se contestan- la máquina recuerda que “señor usuario usted tiene derechos y deberes”, pero lástima, todo esto  se convierte en mero formalismo de la democracia.
Confundir tiene su trampita : “voy a darles un aguinaldo navideño”, ojo profesionales,   a las cosas hay que llamarlas por su nombre, eso no es un regalo es una prestación legal que le deben por su labor. Y que tal la confusión que causa en la sociedad cuando un ciudadano compra un “seguro de vida”, cuando en realidad es de muerte?. Así se quedan muchas cosas por decir, pero entonces:
Reflexionemos y entendamos que el lenguaje crea realidades; y un andamiaje de un lenguaje particular articula e instala un lenguaje económico específico. No olvidar que este tipo de lenguaje es un medio que  nos ha llevado y nos lleva a una  mutación de nuestra visión de mundo, y por eso debemos decirle NO a su seducción, porque NO NOS queremos olvidar del ser humano.

viernes, 1 de septiembre de 2017

LOS PROFESIONALES Y EL DIALOGO INTERCULTURAL , UNA COMPETENCIA ÉTICA NECESARIA

DANNY AMAZONAS
Una de las exigencias de hoy para todo profesional es el desarrollo del diálogo intercultural, una competencias ética que pasa primeramente por el reconocimiento y valoración de los propios valores de la profesión a la que se pertenece, y  que en la medida en que se identifica con ella, le es posible confrontarse y también apreciar y valorar lo que para otros –con los cuales va a dialogar- puede significar identificarse con la propia comunidad de la que provienen.
Desde ya, podemos ver que esta sería la virtud práctica de lo que aquí llamamos diálogo intercultural, o un proceso que resulta pertinente y necesario en momentos como los que se vive en países como Colombia, en donde se desarrollan con mucha fuerza procesos de inclusión y reincorporación social.  
Como competencia ética, el desarrollo de  un diálogo debe enraizarse en la cultura de los sujetos, o sea en el mundo de valores, principios y significados a través de los cuales los que dialogan interpretan y mediatizan sus experiencias, constituyendo su verdadero fin: comprenderse más a sí mismo.
Constituye así una obligación moral para todo profesional, encuéntrese donde se encuentre: lograr la recuperación del ser humano, de todo lo humano, de la dignidad humana- que se pierde por la razón instrumental que nos impone el sistema económico, social, de salud, educativo-  y debe hacerse  desde donde estos seres humanos se expresan, sienten y viven: la cultura, pero ésta no en abstracto, sino en su realidad particular y concreta.
Aún más, es preciso considerar que el encuentro entre personas de culturas diferentes ocurre en todos los espacios, pero no siempre  suele producirse en condiciones simétricas, y por tanto puede suceder que el profesional se encuentre en posición dominante, y sea susceptible de tratar de imponer sus propios valores y realizaciones culturales sobre las de los otros.
Esto obliga a pensar como se viene realizando el diálogo en cada ámbito de la profesión. Particularmente para enfermería, debemos reflexionar como ocurre el diálogo para el cuidado, o como forma de cuidado, a fin de reconocer que , algunas veces, creemos que los sujetos deben pensar igual que nosotros sobre la salud y el cuidado, y  señalando , que esto no se agota en el respeto a la cultura del otro, sino que debe llevar, además, a la aceptación y acogida de su persona.
 El otro, el que necesita inclusión, reinserción, o reincorporación social, nos exige ser reconocido, no por sus ideas o creencias, sino por lo que es: un ser humano.  Esto reclama la formación y fortalecimiento en estudiantes y profesionales de la dialogicidad como competencia ética. A tal efecto, propongo promover:
·        Aceptar y acoger al otro diferente. El uso de estrategias socio afectivas en el ambiente de los centros de educación, de atención de la salud,  que hagan posible el respeto y la argumentación en el debate a las ideas diferentes, y la aceptación de personas diferentes.
·        Se enfatice en el uso de relatos y narrativas de experiencias, situaciones, formas de  cuidado, prácticas educativas, etc, útiles para el objetivo de descubrir el “hábitat”, el “hábitus” de realización de la existencia humana.
·        La valoración de la propia cultura de la profesión: que se reconozca e introyecte los valores y principios del ejercicio profesional. Recomiendo revisar y debatir  los post publicados en este blog sobre identidad profesional, a donde van los valores de la profesión y otros.
·        La construcción de un clima democrático en las aulas, las organizaciones, las instituciones formadoras y de asistencia, que permitan la expresión y aceptación de las diferencias de pensamiento, lo cual puede fortalecerse con técnicas de cooperación y gestión democrática basadas – para enfermería-  en los marcos de la Ley 266 de 1996 como el deber ser, y de la Ley 911 de 2004 como la obligación del hacer.
·        El pensamiento crítico que permita la valoración de las experiencias, de la tolerancia de otros argumentos, de la búsqueda de consensos y no del rechazo del otro. A propósito, vemos con dolor, como la falta de tolerancia, argumentación y reconocimiento  de la historia y el valor de los legados que han dejado el trabajo de otras personas, se van sepultando organizaciones ,siendo necesario reflexionar al respecto.

martes, 1 de agosto de 2017

LA GOBERNANZA, desafío para las Profesiones


Carnaval de Blancos y negros-Pasto Nariño-laguna verde azufral.
Dirigir no es atropellar. Es encauzar hacia un objetivo que debe resistir un análisis ético” .Andrés Aguirre: humanista y dirigente hospitalario

Conversando sobre algunos problemas ostensibles de las profesiones, me gusta escuchar a las colegas que señalan con optimismo:  “cuando las cosas tocan fondo es posible renacer como el ave fénix”. Aunque ocasionalmente no comparta con mucho convencimiento su opinión,   debo reconocer que pensar en esto, nos lleva  a imaginar ideas sugerentes sobre lo que puede significar una crisis de representatividad , visibilidad, y reconocimiento de una profesión, pensando en su prevención y  planteando entonces lo que puede ser la gobernanza.
La comprensión de qué es lo que hace que las cosas sean como son, nos puede impulsar a abandonar la lucha, como alentarnos a entrar en acción. Saber cómo funcionan los complejos y no siempre visibles mecanismos sociales y culturales que existen en  la formación , la academia, las organizaciones, el quehacer profesional y el contexto,  puede inducirnos  a ambas actitudes, que  Bordieu  señala como el  uso “cinico” o el uso “clínico” de las situaciones.
Pero ¿qué es lo que hay que saber para tomar una u otra decisión? Desde el enunciado de este blog: formación, ética, y política, la respuesta resultante es, en líneas generales: el saber como tender puentes entre la vida pública y la vida privada de las profesiones; puentes que deben construirse o revisarse, necesitando para ello de conocimiento, concepción y acción: es decir, gobernanza de todos y en especial de los dirigentes de la profesión. 
Esto reside en reunir los problemas privados de la profesión, los problemas de la cotidianidad de cada uno de los profesionales y buscar palancas que, colectivamente aplicadas resulten suficientemente poderosas como para elevar a los individuos de sus desdichas individuales. Los humanos somos seres atados al tiempo, al espacio y a los retos de aprender a coexistir y cohabitar, lo cual siempre está atado a una realidad común  y resolverla constituye un desafío no solo personal, sino un asunto público de la profesión, y esto requiere gobernar y gobernar-se. 
Los elementos de la gobernanza pueden agruparse en: compromiso, coordinación y cooperación. Algunos la definen como un “nuevo software ético y cívico”. Su  objetivo, y para el caso de las profesiones, es que quienes conforman las estructuras de poder profesional: sector formador, gremial, organizaciones, encuentren  un equilibrio entre la proyección y demandas de necesidades  de la comunidad profesional, la autonomía, libertad,  seguridad, apoyándose en lo que mejor ha funcionado en las democracias: el proceso de autorregulación profesional, haciendo que siempre  permanezca sin importar las circunstancias.
Significa así que, en términos de conocimiento , de experiencia si es necesario darle a alguien la autoridad en un campo específico, en la dirección de una organización por ejemplo ,  pero ese alguien tiene que prepararse antes, durante y después, y contar con instituciones sabias que trabajen a largo plazo sin perder la mirada en el proyecto de desarrollo profesional,  y escuchando  la voz consonante y disonante de los miembros de la profesión, para entender que cada voz cuenta por igual si está basada en argumentos legítimos colectivos, lo cual lleva a no rechazar al opositor. Esto implica también,  promover acciones conjuntas basadas en expectativas compartidas (las normas que regulan la profesión) y limitar en todo caso el comportamiento oportunista de actores y sectores que se apartan de los enunciados de la profesión.

Los profesionales en su gobernanza comprenderán que los servicios de las organizaciones: académicas, gremiales, éticas ,y de cada una de las estructuras de la profesión son de ellos,  sintiendo que estas estructuras están para su servicio y que  reciben de ellas los mejores aportes y la disposición de proveer y cooperar con las condiciones sociales para una mejor vida en común y el desarrollo individual y colectivo de los miembros de la profesión. 

Por otra parte , hoy el ejercicio profesional se desarrolla en mayor interdependencia y diversidad y la forma de ejercicio ha dado lugar a nuevos actores con múltiples visiones. Sin embargo , es necesario ajustar sus miradas sin perder la historia de la profesión y la proyección hacia escenarios deseados(en el caso de enfermería lo que plantea la  Ley 266 de 1996) , demandando más participación en las reglas que gobiernan sus vidas.

El reto constituye en dar una respuesta institucional que equilibre esos tiempos, porque si no tendremos una crisis de legitimidad o un déficit democrático que lleve a la pérdida de visibilidad, reconocimiento y poder de la profesión.

Por último, educar en gobernanza tiene que ser una de las prioridades de la formación;   y esto no da espera porque son muchos los problemas que van y vienen y se profundizan y por tanto deben ser resueltos desde ya. En otras palabras, pensando esto con Cornelius Castoriadis se puede decir que el problema de gobernanza que pudiera existir, es que hoy  las profesiones han dejado de interrogarse, entrando aquí en escena el sector formador que tiene ante sí un papel responsable y en especial los docentes no tendrían ningún derecho a disculparse si rechazaran esa responsabilidad. Pero también es cierto que, lo que pasa o pueda pasar en una profesión es producto del trabajo individual y colectivo de sus miembros. 

sábado, 1 de julio de 2017

PROFESIONALES Y PENSAMIENTO CRÍTICO: los rasgos de carácter

VAN GOGH
ERES PARTE DE LO QUE VES
Presentamos un ligero bosquejo sobre los rasgos de carácter de un profesional que piensa críticamente . No se trata de dar una definición precisa de

pensamiento crítico porque abundan explicaciones sobre esto, se invita, mejor, ha reflexionar  e inferir su significado, sentido , vivencia , dinámica y utilidad en el ejercicio profesional. 

En mi consideración, no podría existir pensamiento crítico sin la orientación de dos principios: el principio de humildad, y el principio de realidad.
La humildad entendida aquí como la crítica y la autocrítica. Un profesional con pensamiento crítico demuestra capacidad para reconocer la complejidad de los sujetos de cuidado, de él mismo, y los contextos donde y como ejerce su profesión, lo cual requiere de la fundamentación de razones, requisito indispensable para reconocer-se como profesional.  Quien actúa con humildad ejerce su profesión con entereza y disciplina, demostrando coherencia, fortaleza,  y reconociendo sus debilidades , todo lo cual le permite desarrollarse como persona, trabajador, profesional, género y ciudadano. Es un profesional que hace continuo uso de la autocrítica como cuestionamiento a la producción de su conocimiento y de su práctica, revisando si ejerce su profesión acorde con el objeto de la misma,  con  ética, disciplina, y análisis de sus teorías, procesos y acciones que deben distinguirlo como profesional. El principio de realidad se une a la humildad como perspectiva que orienta y sitúa al profesional en los juicios de valor, decisiones que debe tomar, responsabilidades que debe asumir, formando conciencia sobre el  contexto y condiciones de ejercicio que debe sostener o transformar. El principio de realidad permite integrar los conocimientos a la acción.
Esbozar el retrato de un profesional que piensa críticamente, implica reconocer algunos valores que deben formar su carácter, los cuales demuestren  que:
1)   Los juicios que toma son el resultado del pensamiento crítico. O como lo señala Mathew Lipman (1991) “todos los juicios tienen por origen un razonamiento y todos los razonamientos dan por fruto un juicio”, de donde se deduce que el carácter de un profesional se conoce por los juicios que rigen sus decisiones del actuar, por tanto, si se busca mejorar los juicios de valor, se debe formar en el desarrollo de racionamiento integral.
2)   El pensamiento crítico se apoya en criterios. Esto evoca el carácter de un profesional estructurado con cimientos sólidos. Que orienta su práctica en función de criterios apropiados, en evidencia, cumpliendo el propósito de la profesión con una responsabilidad (cognitiva) , es decir , con un sentimiento de vocación, obligación de ofrecer razones por las decisiones que toma para actuar. Es fundamental que el profesional conozca y reconozca siempre  los criterios de la disciplina profesional, como también que esté en capacidad de criticarlos, en el sentido del principio de humildad , que se vio anteriormente.
3) Es autorregulador.El profesional que se autorregula es capaz de corregir sus rumbos, detectando sus debilidades, falencias y potencias de su forma de pensar, situando su pensamiento en torno a la verdad, la veracidad, la solidez, reflexionando sobre como rectificar, reconducir, construir y transformar el “ser profesional”.
4)   Sensibilidad al contexto: Fundamental para el paso de la teoría a la práctica. Se aplica la máxima que siempre se ha propuesto desde este blog: la necesidad de contar con profesionales situados, esto es con conocimiento, concepción y acción, es decir aquellos que saben integrar teoría y práctica, son dialógicos, individualizan las situaciones y muestran calidad; más aún,  si se trata de  líderes que dirigen organizaciones, procesos, proyectos, programas,  coordinaciones o como se llamen. Es aquí cuando más se ve reflejado el ETHOS profesional  (su carácter) , y donde debe tenerse claridad por demostrar inteligencia, respeto,  fe en la eficacia de este pensamiento, humanidad,  necesitando continuamente de reflexión, deliberación y reconociendo la necesidad de la búsqueda de trabajo con otros, de  acompañamiento e información (la humildad necesaria del crítico), y reconociendo que debe aplicar  “tolerancia ante la ambigüedad”.     
En todo caso, el pensamiento crítico va mucho más allá que la formación y desarrollo de habilidades, es una actitud ante la vida, ante el ejercicio profesional, ante la comunidad de la que forma parte, de la sociedad. Su utilidad no solo se vé en el desarrollo individual de cada profesional, sino que trasciende hacia toda la comunidad profesional, y más que eso: asegura el desarrollo socio económico de cualquier espacio de la vida, situando a los profesionales como como actores de su desarrollo: en cuanto  personas, trabajadores, profesionales, género y ciudadanos. Definitivamente , el resultado de profesionales que piensen y se piensen críticamente no se vé en protagonismos aislados,  se ve en el desarrollo valoración, visibilidad y reconocimiento  de la profesión que forman parte.

jueves, 1 de junio de 2017

“¿COMO SE DEBE ENSEÑAR ETICA Y POLITICA?

DE  COLORES  SE VISTEN  LOS  CAMPOS .....
Una pregunta que va entre comillas ya que fue realizada por una estudiante de enfermería con motivo de las pasadas celebraciones del día del trabajo, la enfermera, el maestro. Comparto mi respuesta que debía  cubrir tres puntos, aquí están:
·        Con argumentos racionales: Parto de considerar la  ética y la política como disciplinas que contienen formas de conocimiento, pensamiento  y acciones para responder por una visión particular del mundo. Esas formas o programas de inserción en el mundo están constituidas por el conjunto de principios, valores, normas que en mi concepción deben apuntar a la construcción de un mundo humano, “más que humano”. Con ese  horizonte o perspectiva de humanidad, primero es preciso concretar  ese mundo haciendo principio de realidad;  y segundo  pensando la ética y la política con referentes teóricos y planteamientos críticos, asumiendo con conocimiento posiciones frente al mundo ,  teniendo  confianza en el desarrollo cognitivo de los estudiantes, más que en la repetición de conductas o imposiciones de pautas. Se trata de plantear situaciones problemáticas que sean significativas a los estudiantes, pensando en el futuro de su ejercicio profesional, y que para resolverlas tengan que construir puntos de vista cada vez más racionales y fundados, pensados también con referentes, evaluando cada  vez si esos puntos de vista apuntan a ese escenario deseado del mundo humano. El trabajo de pensar con referentes,  con técnicas de clarificación de valores,  dilemas, estudios de casos, son buenas ayudas en este sentido, en la medida que trabajemos para enseñar a argumentar las opciones y saber realmente para qué  nos la jugamos.
·        Con ambiente democrático en la comunidad académica . Entendido como la capacidad de trabaja con reglas de juego claras, para aprender a participar del poder, tomar decisiones, llegar a consensos, manifestando los desacuerdos con argumentos, con el  respeto a las minorías, el resolver conflictos con razones, el escenario de realización de derechos,  solidaridades, poder realizar crítica, o sea  construir el Ethos que identifique como parte de esa comunidad académica y luego de egresado de ella.   Este ambiente tiene que ver con el cómo hacer que haya producción de los estudiantes, construyendo sus sentidos, sus comprensiones de lo que enseñamos. Sin duda, los resultados de la enseñanza de la ética y la formación política, se ven luego en el ejercicio profesional,  en el reconocimiento social del egresado, en el cumplimiento de la razón de ser de un profesional. Nada más práctico que observar el ejercicio de un profesional y su consecuencia con el objeto de conocimiento, su comportamiento en ese campo,  para ver el resultado de la formación ética y política  .
·        Con beligerancia: Tiene que ver con la postura de quien enseña. El docente tiene que tomar posiciones frente a situaciones de des-humanidad, tener un punto de vista argumentado  y estar dispuesto a recibir crítica y hacerse la auto crítica. Me cuesta mucho trabajo creer en la neutralidad de posiciones y pensamientos del docente , pero,  para mí si es claro que, si bien quien enseña no debe imponer su punto de vista, esto no quiere decir que sea indiferente frente a los valores y las normas, o que no pueda mostrar sus opciones y jugarse por valores que lleven a la consecución de ese mundo humano y la dignidad de las personas. En la enseñanza de estas disciplinas se pone también en juego el carácter del “modelo” del maestro, que debe ser modelo de racionalidad crítica y comprometida, que deje ver su coherencia entre el pensar, sentir,  y el obrar; donde el estudiante vea como se conjuga el conocimiento, la concepción y la acción frente al mundo, y el compromiso de la entidad formadora con sus estudiantes y comunidad académica.  
   Gracias Naty por hacerme pensar esta experiencia,  dejándola  aquí para consideración y aprecio de los lectores del blog.

lunes, 1 de mayo de 2017

CONTRATACION DE LOS PROFESIONALES DE ENFERMERIA POR FORMAS ATIPICAS

Saludo el día del trabajo y el día internacional de la enfermera

En Colombia existen no menos de 10 formas de contratación, que se pueden clasificar  de acuerdo al modo, tiempo o lugar en donde se trabaja. La mayoría de estas  se ubican en lo que se denomina como “atípicas”, o aquellas que contradicen lo “típico”: la contratación laboral; desconociendo sin más, los elementos esenciales de un contrato de trabajo: actividad personal, continuada subordinación del trabajador respecto del empleador,  y salario.

Esto da lugar a otras realidades como la disminución de las plantas de personal en donde hoy no se cubren las salidas de quienes se retiran por cualquier causa, no incremento salarial digno – el incremento salarial real en el sector salud no se realiza desde 1996, si no que siempre ha estado sometido al IPC, índice de precios al consumidor-, flexibilidad de los puestos de trabajo, jornadas de trabajo agobiantes, ambientes laborales pesados etc, etc. 

¿Las  formas asociativas de trabajo, cooperativas, SAS, el contrato civil, el contrato de aprendizaje, el de relevo, el temporal, el ocasional, las pasantías, el out sorcing, por mencionar algunas formas de contratación diferentes a la laboral, son legales y legítimas?. En principio, mi respuesta es si, siempre que no vulneren el derecho y los derechos de los profesionales, - en especial a aquellas profesiones como enfermería que son esenciales para el cumplimiento de la misión institucional de los servicios de salud y educación-, porque en sí mismas ejercen el derecho autónomo que le corresponde a cada una; me explico, si el derecho es el arrendamiento de servicios, esto es autónomo si se protege tal arrendamiento, pero y al contrario, si se utilizan para esconder un contrato de trabajo , como sucede en enfermería, deben ser eliminadas.

Estas formas de patrón sin rostro como personalmente las llamo, no solo merecen el reproche sino la acción. Las denomino así, porque lo que hacen es enmascarar el contrato realidad, es decir los elementos esenciales del contrato laboral   que al principio se anotó, y  esconden la verdadera relación capital-trabajo. Igualmente , porque el daño a la profesión deja un déficit de trabajo decente al llevar a su desaparición, desnaturalización, calidad, visibilidad, pérdida de afecto al quehacer profesional , su vocación e  identidad, corrosión de la actitud profesional,   etc, etc, y por ello ACTUAR EN CONTRA DE ELLAS ES UNA CUESTIÓN DE URGENCIA, y SI SE PUEDE .
Existen normas como  la Ley 1233 de 2008,  Ley  1429 de 2010,  Decreto 2025 de 2011 que prohíben a las instituciones  contratar a quienes forman parte de su misión  por otros medios que no sean los laborales. Es decir, en el caso de enfermería cuyo objeto es el cuidado de la vida y salud, podría afirmarse sin admitir prueba en contrario que sin enfermeras no existiría una institución que presta servicios de salud, porque sus acciones son esenciales para ello, y por tanto deben ser contratadas directamente por las instituciones prestadoras de dichos servicios , y por el régimen laboral.
A manera de propuesta:  Con herramientas legales como esas normas, solo queda el actuar de forma personal y /o  colectiva; lo primero, haciendo que cada profesional contratado por esas formas haga valer su contrato realidad, o contrato laboral; de abogados laboralistas está hecho este mundo. Colectiva, la responsabilidad  ineludible que tienen las organizaciones de ejercer el control social para que no se siga vulnerando el derecho al trabajo a los profesionales, y por tanto, ejerciendo acciones políticas y jurídicas, lo cual requiere compromiso, convicción, estudio, trabajo, decisión.
Se necesita:
·        Documentar situaciones y casos emblemáticos fijando el  déficit de trabajo decente en que se encuentra la profesión; partiendo del  censo de cargos de enfermería que hace falta en Colombia ,  encadenando positivamente procesos , haciendo alianzas con otras víctimas de este atropello , y así  lograr impacto.
·   Participación y despliegue de la democracia en los organismos de la profesión. No hay nada más ensordecedor, a la manera de ruido y aturdimiento del intelecto, que el silencio ante una problemática.
·   A los profesores y estudiantes: por favor dejen entrar en sus vidas la realidad dolorosa de la patria, de la salud y la profesión. Los docentes sufren este tipo de contratación, pero se lo niegan y muchas veces se esconde para que acrediten instituciones , y es allí  donde menos se busca su eliminación.
·        Estamos llamados a conformar comunidades interpretativas de la realidad nacional; en el campo de la  Salud, Educación, calidad del cuidado, calidad de vida de quienes lo brindan; y considerando la realidad histórica de la profesión: pérdida de poder adquisitivo , de valoración social, de cuidado, de identidad, de tanto y tanto problema común.
·    Rescatar valores colectivos: compasión, solidaridad, equidad, inclusión, relevo generacional, colegaje.
·        Trabajar en el día a día ,  a mediano y largo plazo, con la mirada siempre puesta para cerrar brechas de inequidad,  no permitir que se nos vulneren nuestros derechos,  ni tampoco afectar el de los otros.
·       Buscar estilos de vida más sobrios, justos, necesarios, que nos permitan vivir dignamente y no nos lleve al cansancio,  la resistencia, el resentimiento. No a la doble y triple jornada de trabajo. 

Sin menoscabo de las obligaciones que me asiste como profesional de enfermería, invito al Gobierno Nacional, a los   parlamentarios,  a la comunidad académica, a las organizaciones profesionales, a los estudiantes, empleadores, a las colegas que dirigen estructuras de enfermería en las instituciones, a las otras profesiones de la salud, a los estudiantes, a las mismas colegas,  y ciudadanía,  a expresar su voluntad y  compromiso con una profesión comprometida con el cuidado de la vida y la salud. 

sábado, 1 de abril de 2017

CUIDAR Y VIGILAR: LOS PROFESIONALES Y LA RESPONSABILIDAD LEGAL POR EL HECHO AJENO

Bogotá.D.C
Comienzo con una anécdota -afortunadamente no más que eso – de una persona que ingresa a un hospital con un grave problema de salud, y a quien un estudiante en formación de auxiliar de enfermería le pregunta: “¿su familia no ha venido a bañarla? entonces, vamos que yo le ayudo, a lo cual la persona responde: ¿está todo listo, está disponible una silla?  a lo cual responde el estudiante: no es necesario, usted se ve bien, y yo debo cumplir con la meta que se me exige de mis 6 baños”. En este escenario no aparece ni el  docente, ni el personal  auxiliar de planta, menos  el profesional de enfermería a cargo del servicio.
Reflexionemos con estos interrogantes: ¿Quién responde si ocurre por este hecho un incidente y sus implicaciones? ¿Cuál es la responsabilidad del docente y del profesional de enfermería a cargo del servicio? ¿Cuál es la responsabilidad del auxiliar de enfermería y el estudiante? ¿Cuál es la responsabilidad de la dirección de enfermería, y la institución?
El problema se plantea sobre uno de los componentes de la responsabilidad profesional: la culpa.   En principio, pareciera que eso es simple, tal como lo dice el argot común “que cada cual responda por lo suyo”, pero eso no es tan ligero como parece,  implica recordar  primero que,  la culpa es toda acción u omisión imprudente, sin pericia, o negligente, que ocasiona un daño a otra persona, y que puede merecer sanción legal como : reparar el daño pecuniariamente,  pena privativa de la libertad, sanción disciplinaria, sanción social, etc. La responsabilidad por el hecho ajeno, como se conoce en el derecho a estas situaciones, se refiere a que una persona a pesar de no ser causante inmediata o directa del daño, está llamada a repararlo por la presunción de culpa que sobre ella pesa, y cuya presunción se funda en el incumplimiento del deber de vigilar, elegir o educar-"culpa in vigilando, culpa in eligendo"- al causante inmediato del daño, con quien de acuerdo a los supuestos previstos en las normas, tiene una relación jerárquica , dependencia o cuidado. (Sentencia C 1235/05)

Existe una una condición inicial para que exista este tipo de responsabilidad: que las disposiciones legales señalen la obligación de vigilar; por tanto, en la profesión de enfermería,  en mi criterio, esto tiene lugar porque  la ley 266 de 1996 le otorga a los profesionales de enfermería la potestad de dirigir, lo cual conlleva el vigilar; y la Ley 911 de 2004  regula la delegación, supervisión y vigilancia. 

El fin no es otro que garantizar a la víctima la reparación del daño, en consideración a su previsible incapacidad y  confianza en un servicio de calidad brindado por alguien competente que debe ser realizado por la vigilancia de un superior jerárquico que guie el acto a quien lo ejecuta. Conclusión, la exoneración de este tipo de responsabilidad sería solo por fuerza mayor.(aquello que no es preciso evitar ni prever)

De esta forma, la responsabilidad legal por el hecho ajeno cobija directamente no solo al pobre mortal que ejecuta o deja de ejecutar un acto, - como en el caso del estudiante o el auxiliar si lo hace, sino que va mas allá pudiendo llegar a quien dirige una institución, un departamento de enfermería, un servicio, un campo de práctica.  Todo esto porque como se  dijo ya,  sobre ellos recae la presunción señalada como “culpa in vigilando”, y a la cual  poco o nada se le pone cuidado , olvidando que el acto de elegir o delegar no termina con la obligación - incluso creyendo que con esto se libra de ella- , sino que allí comienza la responsabilidad por el hecho ajeno. 

Es cierto que, por fundarse en la presunción de culpa las hipótesis de este tipo de responsabilidad admiten prueba en contrario, (es decir puede demostrarse que hubo inexistencia del hecho que se acusa), sin embargo la jurisprudencia considera que, la delegación sin supervisión es una determinante de la responsabilidad. 

Al  margen de cualquier discusión jurídica, invito a pensar respecto a: la formación de los profesionales sobre el deber objetivo del cuidado y la obligación de acompañar, vigilar y supervisarlo; la obligación de quienes dirigen las coordinaciones de enfermería; la formación que se da a los auxiliares de enfermería y su responsabilidad directa y el papel de los docentes;  la delegación del cuidado que se ha hecho hoy a la familia- la cual no tiene el deber objetivo del cuidado en una institución, y en todo caso, ver qué está pasando con la profesión y los problemas legales y deontológicos que ya son muchos. A propósito, interesante sería, cruzar la culpa “in vigilando”, con los fallos inhibitorios de los tribunales, esto daría mayor ilustración a este tema controvertido, pero de mucho cuidado. 

miércoles, 1 de marzo de 2017

LA “RIQUEZA OCULTA” QUE APORTAN LOS CUIDADOS

El aporte  del cuidado  como valor de uso, o sea  como aporte  de su capacidad para satisfacer  por si mismo necesidades,  sigue siendo poco reconocido por la sociedad y los gobiernos.

Para ilustrar la importancia de este aporte, veamos algunas cifras del DANE  en Colombia. En la encuesta para el uso del tiempo reportó  que el 10.1 por ciento de las personas en hogares requirieron de cuidados durante 2013-2014, donde dos de cada tres personas que realizaron estos cuidados fueron mujeres, dedicando 26 horas –poco más de un día completo– a la semana,  a éstos. De acuerdo a las estimaciones de la Cuenta Satélite del Trabajo No Remunerado de los Hogares, estos trabajos representaron 21.6 por ciento del producto interno bruto  y el aporte de las mujeres representa el 71.6 por ciento de la aportación total. Muchísimo más que las contribuciones al PIB de sectores como el agrícola, 6 %, y el industrial, 11 %, y aun superior al aporte del sector financiero, 18 % (DANE, 2014)
Sin embargo, estas cifras siguen siendo ignoradas, y la contribución del valor del cuidado subestimado, como se ha hecho históricamente; enfrentando al Gobierno con grupos de cuidadoras como son las madres comunitarias, desdeñándose el cuidado general al considerarse parte de los enemigos de las finanzas de algunos sistemas como el de salud; para entender esto nada mas que leer lo expresado por el ministro en su blog del  18 de Agosto de 2016 quien considera que su reclamo es una contradicción del sistema “ quienes abogan por un sistema más equilibrado, centrado en la promoción y prevención, argumentan que el sistema debe pagar por cuidadores, niñeras, pañitos húmedos, pañales, etc. Abogando  por lo colectivo y por lo individual de manera simultánea”.
 ¿Cómo hacer el quiebre histórico para alcanzar valoración? es la pregunta del millón  que las mujeres han esperado por siglos, y que nos debe llevar a pensar al respecto. Para eso invito a fundamentar el cuidado como derecho, a fin de visibilizarlo como tal,  tratando de ubicar sus componentes, organización, exigencias de ley, ventajas, sostenibilidad , disponibilidad, pilares del cuidado, etc, tarea no fácil pero posible y de carácter de urgencia. Todo esto porque el tratamiento del cuidado como derecho requiere una sensibilización sobre el tema ya que esto constituye un cambio de paradigma, que implica un replanteamiento profundo de los roles de género, porque se trata de distribuir la responsabilidad del cuidado entre el Estado, el mercado y otros miembros de la familia, principalmente hombres.

El aporte económico del cuidado de enfermería.

Este tipo de cuidado constituye en sí mismo un nuevo sector productivo de servicios que dinamiza la economía de la salud y contribuye a la equidad social.
Los procesos que desarrolla enfermería : pedagógico, investigativo, administrativo, de enfermería; sus acciones;  y valores,  contribuyen no solo al  crecimiento de la economía del sistema de salud, sino a la economía de la sociedad. Al tomarse de esta manera, la contribución del cuidado de enfermería al bien-estar, el mejoramiento de la calidad de vida, la cultura, a la cotidianidad de las gentes, repercute en toda la población, y tiene que mirarse como un replanteamiento significativo al modelo de desarrollo, y por tanto requiere un análisis y cifras para que pueda sustentarse su visibilidad, riqueza y aporte  y el proceso de sensibilización es por consiguiente mucho más complejo.

Recomendación: Los recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud (SGSSS) suman aproximadamente 26 billones (estos son los dineros administrados por las EPS-2016). De estos recursos no sabemos en Colombia, cuanto se destina al cuidado, y por ende a Enfermería.  Por ello, es importante detallar  cuanto de esta atención corresponde al cuidado, y esto puede hacerse a la manera de ejercicios investigativos, o casos emblemáticos  de ciertas situaciones de salud que no son difíciles de cuantificar.

A propósito, la  Asociación Canadiense de Enfermeras CNA, posee todo un portafolio que demuestra en cifras el aporte económico y la reducción de costos que el cuidado hace a una situación de salud específica, como lo es: un programa preoperatorio que reduce las infecciones quirúrgicas, cuidados de piel, preparación de pacientes para remplazo total de cadera, etc. (ver: cost effective nursing alternatives).  A esta tarea puede contribuir el sector formador de profesionales de enfermería, cuyos estudios deben darse a conocer a las organizaciones de enfermería como herramientas de negociación, y para difundirse en los medios mostrando cual es el aporte real a la sociedad.
En fin, se trata de ofrecer un cambio sustantivo a partir de construir y fortalecer la riqueza oculta del cuidado de enfermería como un paradigma del desarrollo profesional;  y de incluir el cuidado de enfermería como objetivo de desarrollo social, remediando así uno de sus males, su subestimación. Esto permitiría encontrar una salida real al problema de seguir educando profesionales  para que pocas puedan realizarse en su rol de agentes de desarrollo y no como las cuidadoras subestimadas y, peor aún, subvaloradas, a quienes se les dice-y ellos y ellas se lo creen- que lo que hacen en el trabajo es  un gasto y no una inversión .

sábado, 4 de febrero de 2017

CONTROL SOCIAL Y PROFESIONES

"EL BREAK" - FOTO en la  WEB
Impulsando el paso de la democracia representativa a la democracia participativa, la Constitución Política de Colombia de 1991 amplió los escenarios de deliberación, participación  y decisión para que los grupos sociales, entre ellos las profesiones se hicieran cargo de sus propios asuntos: humanos, técnicos, sociales, económicos, políticos, académicos, disciplinares, de formación, éticos, culturales, y ejercieran así su responsabilidad social que les compete. A esto se conoce como autorregulación profesional.

En ese marco de  la autorregulación , surge el control social como una forma de participación , más no  obstante, en los 21 años de promulgada la Ley 266 de 1996, con la cual se dio inicio al proceso de autorregulación, la participación de los profesionales de enfermería en esta acción del control social, sigue siendo muy débil. Seguimos delegando ese papel a las organizaciones, a  quienes tampoco, o muy poco,  les ejercemos control social sobre su actuar, y menos lo ejercemos a otros actores.

En consecuencia y pese a la prohibición de contratar por terceros a personal relacionado con la misión institucional como somos las y los enfermeros, la contratación laboral sigue vulnerándose; se siguen afectando derechos; se desmejoran salarios con cláusulas muy  graves ; el gobierno hace continuos  intentos por cambiar nuestras competencias profesionales y ahora surge una gran amenaza con la propuesta de creación de nuevos niveles ocupacionales en la profesión como son los tecnólogos;  todo esto como ejemplo de la intervención desmedida  de otros actores ,en nuestros propios asuntos, gran parte de lo cual por el débil  ejercicio de control social por parte nuestra, dejándolo solo  a expensas del interés de las organizaciones profesionales.

Por esto, con el ánimo de contribuir a las discusiones y a la definición de alternativas de solución de las problemáticas mencionadas, presento un llamado a ejercer la práctica democrática del  control social que, de hecho, debe constituirse en el accionar nuestro y de las organizaciones profesionales.

El control Social es el derecho y deber que tiene todo  ciudadano  para  prevenir,  racionalizar,  proponer,  acompañar, sancionar,  vigilar y controlar  la  gestión  pública, sus resultados y la prestación  de  los servicios públicos suministrados por el Estado y los particulares, garantizando la  gestión al servicio  de la  comunidad

El control social establece la posibilidad de que los profesionales como ciudadanos   podamos i ejercer una función crítica de observación y vigilancia sobre el comportamiento , responsabilidad y acción  de los distintos agentes que en un momento u otro intervienen en los asuntos de la profesión: gobernantes,  empleadores, las organizaciones de la profesión, otros grupos, etc.

Y así, los profesionales podemos  demandar de las autoridades: públicas y privadas, empleadores, organizaciones y otros, mayores espacios de participación, respeto por sus normatividades, contribución para preservar y garantizar sus derechos, y fiscalización de los recursos que tengan que ver con el campo de acción profesional.

Para conjurar nuestros miedos, tengamos en cuenta que  al ser parte de un derecho fundamental, el control social no puede dar lugar a represalias, ni despidos, ni otras medidas sancionatorias; al contrario, las autoridades, empleadores, etc, etc, deben a cambio facilitar el derecho, mostrar transparencia en la rendición de cuentas que se les pida , creación de puentes de diálogo, y agilidad en el proceso a que el control social de lugar.

Ejercer estos mecanismos, de quien hace control social, y a quien se le hace, ayuda a mejorar la gobernabilidad, fomentar la participación, promover procesos éticos,  servir de insumos para ajustar planes de acción, y luchar contra la corrupción. 

Los mecanismos jurídicos para realizar el control social son aquellos que permiten exigir los derechos fundamentales: la acción de tutela, el derecho de petición, el habeas data, la acción de cumplimiento, la acción popular, la acción de grupo, y todos los mecanismos de participación informal que constituyen una opción voluntaria, lejos de instancias convencionales: audiencias públicas, asambleas, veedurías, rendición de cuentas, solicitudes puntuales, denuncias.


Estos mecanismos además de un marco normativo que hay que seguir, tienen como requerimiento  documentarlos. He aquí el llamado a la academia, primero a las instituciones formadoras de profesionales, la organización que representa a este sector, fortalezcan la formación en estos aspectos, en el conocimiento de los aspectos propios de la profesión de que se ha hablado, para que el futuro egresado ejerza sin miedo sus derechos, ese temor infundado hace daño a la profesión.

 Segundo para que estos temas formen parte de las líneas de investigación, de forma que los profesionales tengamos fuentes documentales con que sustentar y hacer control social. 
Tercero, para que todos los sectores, organizaciones, y  cada uno de los profesionales  actuemos controlando nuestros propios asuntos,  y mientras tanto, en ese espacio en que esperamos tener censos, medidas y proporciones, comparaciones y otras documentaciones, hagamos control social de forma sencilla así : cite lo que está en desacuerdo, argumente su objeción, plantee su solución, listo?. El control social es nuestro derecho, pero también nuestro deber.