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Enfemera de la Universidad del Rosario de Bogotá-Colombia-Abogada de la Universidad Nacional de Colombia. Con formación postgradual en Gerencia de la Salud Pública,Instituciones Jurídico Laborales , Políticas Sociales con Enfasis en Salud y Docencia. He sido profesora de Etica y Bioética, FORMACION POLITICA en universidades como: Fundación Universitaria del Area Andina en Bogotá-Colombia; y me desempeñè como Enfermera HUS de Bogotá ; Conferencista en las áreas de Responsabilidad profesional, políticas de Salud y enfermería, Etica y Bioética, Derechos fundamentales, en especial derechos de los niños y niñas. Expresidenta del Consejo Técnico Nacional de Enfermería CTNE -período 2008-2010. Fui hasta el año 2015 miembro de la Asociación Nacional de Enfermeras de Colombia ANEC.

jueves, 1 de diciembre de 2016

LA ALEGRIA DE CUIDAR

 “Hay que defender la alegría como un derecho, defenderla de dios y del invierno, de las mayúsculas y de la muerte…” Benedetti

Quiero al terminar este año  dirigir unas palabras sobre una hermosa relación: la alegría de cuidar.
La relación entre la necesidad de la alegría y el cuidado, es pensada aquí CON varios referentes, comenzando CON Paulo Freire, porque toda su elaboración muestra un compromiso con la vida. Su pensamiento , así sea en el contexto de la práctica educativa, nos muestra que la alegría es provocadora porque desordena estructuras, es intensa porque sabe de fragilidad, es indiscreta porque se mete en todos tus rincones, es cuestionadora, porque corre límites y, al ver la alegría en otros, nos hace mirarnos. 
Freire señala que existe una relación entre la alegría necesaria y la esperanza, toda vez que forman parte de la naturaleza humana- compartiendo esta naturaleza –se piensa aquí- con el cuidado. Precisamente porque el ser humano es un ser inacabado, perfectible, en constante construcción como individuo y como historia con los otros y con el mundo, historia como posibilidad. El mundo estará siendo en la medida en que luchamos por la alegría y la esperanza.

Pero tengamos en cuenta que, la alegría en el cuidado nos deja expuestos, porque es energía que sale por los poros. Es un acto de prueba de voluntades ¿”Qué mayor acto de resistencia que ser amable, reírse y traer al hoy, el mundo que soñamos para el mañana”? (Whitman)
La alegría también es muy contagiosa. Y cosa curiosa, se muestra en las acciones sencillas del cuidar como: se multiplica rápido con luz del sol que entra por la ventana; el dar un desayuno a quien no puede hacerlo por sí solo, o acompañar a aquel que si puede tomarlo; en la realización de las acciones de bien-estar cuando se cuida; en las conversaciones que te expanden con las personas: con la vibración de la música que te sana; con los bailes en que te pierdes; con lo nuevo que aprendes y lo bello que descubres en los sitios de trabajo, porque si los hay.
Advierto: Estar en la alegría no significa ausencia de problemas o sufrimiento, tal vez es exactamente lo contrario. Desde la incertidumbre y no control, es la improvisación en el vivir y ese fluir atento a las señales del universo lo que te hace sentir alegre.
Es decir, la alegría es una fiesta de rebeldía. Julio Cortázar fue enfático: “es inconcebible una revolución que no tenga por fin la alegría, entendiendo por alegría una cosa mucho más amplia: la supresión de todo lo que es dolor antes de la revolución, la supresión de todo lo que nos humilla, nos explota, nos aliena, nos distancia, nos mutila. Entendiendo por alegría entonces el hecho de llegar por fin a nosotros mismos”.
En la relación alegría-cuidado, resulta pertinente señalar el pensamiento de un líder mexicano “como seres apasionados por la felicidad colectiva y combativos contra las estructuras desesperanzadoras, debemos revolucionar la cultura y construir colectivamente una subjetividad alegre”. Tal vez de eso se trata, de tener en cuenta en el cuidado que la alegría debe ser nuestra bandera en todo proyecto transformador y un camino para construir la felicidad entre todos y todas.

El campo de las profesiones de la salud es un espacio ideal  para la construcción de relaciones de alegría, pues es una pequeña sociedad que nos presenta múltiples oportunidades para construir una cotidianidad nueva en que la alegría de cuidar promueva y mejore la salud, intervenga la enfermedad, alivie el dolor, acompañe el morir,  y así el cuidado sea motor y camino para construir la paz.

Gracias por contagiar la alegría del cuidado en esta época del año y siempre.