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Enfemera de la Universidad del Rosario de Bogotá-Colombia-Abogada de la Universidad Nacional de Colombia. Con formación postgradual en Gerencia de la Salud Pública,Instituciones Jurídico Laborales , Políticas Sociales con Enfasis en Salud y Docencia. He sido profesora de Etica y Bioética, FORMACION POLITICA en universidades como: Fundación Universitaria del Area Andina en Bogotá-Colombia; y me desempeñè como Enfermera HUS de Bogotá ; Conferencista en las áreas de Responsabilidad profesional, políticas de Salud y enfermería, Etica y Bioética, Derechos fundamentales, en especial derechos de los niños y niñas. Expresidenta del Consejo Técnico Nacional de Enfermería CTNE -período 2008-2010. Fui hasta el año 2015 miembro de la Asociación Nacional de Enfermeras de Colombia ANEC.

miércoles, 1 de julio de 2015

LA EXCUSA "ES QUE": UN CUENTO PARA LA VIDA PROFESIONAL.

Cuando nacieron las excusas, saliste de primero a bautizarlas (anónimo)


Con la venia de GEMA SANCHO, autora de este cuento, invito a pensar en las excusas que, a mi entender,  no permiten el desarrollo de una profesión.

 "Cuenta la leyenda que en aquel lejano lugar vivía un bruja , de medias de rayas y verrugas en la nariz; la bruja mala del "es que".
Cuando los niños que allí vivían cumplían su primer año eran visitados por la bruja mala del "es que", quien les regalaba un inmenso saco lleno de "es que"s de todas las formas y colores, listos para utilizar a lo largo de toda su vida. Cada saco que los niños recibían contenía "es que"s  grandes y pequeños, "es que"s enrevesados y "es que"s sencillos, oscuros y brillantes, "es que"s musicales, graves y agudos,... A partir de ese día, los niños aprendían a colocar cada mañana varios "es que"s en su mochila o en sus bolsillos, y no dudaban en sacarlos y mostrarlos cada vez que necesitaban justificar su comportamiento.
Los "es que"s eran inagotables, incluso parecían multiplicarse a medida que los años pasaban y, ya adultos, aquellos que en su día fueron niños, seguían llenándose los bolsillos con varios "es que"s cada día. Todos estaban contentos de poseerlos, ya que resultaban muy valiosos a la hora de encontrar excusas externas que les libraran de temas complejos, comprometidos o que requerían algún tipo de esfuerzo. De este modo, los niños iban creciendo en su cómodo afán de buscar razones ajenas para sus propias acciones.
Pero quiso el destino que un día ocurriera algo inesperado. El día que el pequeño "Voy a" cumplía su primer año, la bruja del "es que" cayó enferma y no pudo llevarle su regalo porque "es que" estaba en la cama con fiebre!! Y así fue como "Voy a" no recibió su preciado regalo de cumpleaños y tuvo que desenvolverse en la vida sin su saco de "es que"s.
"Voy a" era un niño peculiar, un tanto extraño diría yo. ¡Tenía la mala costumbre de hacer preguntas! Y no preguntas corrientes, no, hacía preguntas consumidoras de "es que"s. Un día, por ejemplo, se encontró con un compañero de clase que lloraba sentado en un escalón:
- ¿Qué te ocurre? - le preguntó "Voy a".
- "Es que" me han puesto un cero en la redacción - contestó el niño entre sollozos.
- ¿Cómo ha sido eso?
- "Es que" no la entregué.
- ¿Qué pasó para que no la entregaras?
- "Es que" mi perro se puso a jugar y sin darse cuenta, la destrozó.
- ¿Quieres decir que tu perro destrozó tu redacción, no la entregaste, te han puesto un cero y ahora lloras? Además de preguntar, a "Voy a" le gustaba resumir, aunque cuando resumía de esta manera, los niños se sentían incómodos...
- Sí, "es que"....- el niño rebuscó en sus bolsillos, ansioso por encontrar el "es que" adecuado.  Pero antes de que pudiera encontrarlo, "Voy a" lanzó su última pregunta, aquella con la que solía acabar las conversaciones...
- Y, ¿qué vas a hacer? El niño sintió una punzada en el pecho, como si se ahogara. Abrió su mochila y revolvió ansioso su interior en busca de un "es que" que poder utilizar. Al fondo, debajo del estuche, encontró un "es que" pequeñito..
- "Es que" no me entiendes - respondió rápidamente y salió corriendo, no fuera a ser que "Voy a" le siguiera preguntando.
Este tipo de episodio se repetía con cierta frecuencia. Los niños procuraban meter cada día más "es que"s en su mochila pero, al final del día, tras una breve conversación con "Voy a", tan sólo quedaba el recuerdo del eco en su interior.
Los "es que"s se agotaban tan rápidamente que los niños y mayores del lugar comenzaron a usarlos cada vez con menos frecuencia, temiendo que se les acabaran.
La bruja del "es que", verde de rabia y amarilla de envidia, al ver que su poder iba disminuyendo día a día bajo las demoledoras preguntas de "Voy a" decidió presentarse ante él con un gran saco de "es que"s, los más lujosos y brillantes que tenía, dispuesta a regalárselos.
- ¿Qué quieres? - preguntó "Voy a" al verla llegar tan cargada.
- "Es que" no pude hacerte tu regalo el día de tu primer cumpleaños.
- Gracias, no importa - contestó "Voy a" con amabilidad.
- "Es que" tenía que habértelo dado pero "es que" estaba enferma. "Es que" hacía frío y no me abrigué lo suficiente. Sé que debería haberme abrigado pero "es que" estaba entretenida y no me di cuenta. "Es que" no me acordaba de que era tu cumpleaños ese día porque suelo anotarlo pero "es que" no encontraba el boli y lo dejé para más tarde.. - la bruja continuó dando explicaciones inconexas, usando "es que" tras "es que" hasta que, sin darse apenas cuenta, el saco que traía como presente para "Voy a", fue disminuyendo de tamaño. "Voy a" estaba atento, escuchando cada una de sus palabras, mirándola con sus profundos ojos negros. La voz de la bruja se iba haciendo cada vez más aguda y su cuerpo parecía ir menguando a medida que los "es que"s de su saco iban saliendo para desvanecerse en el aire.
Finalmente, con voz serena pero firme y una dulce sonrisa en su cara, "Voy a" le dijo:
- No necesito tus "es que"s, bruja. He aprendido a asumir mis propias responsabilidades. Sé que hay cosas que no dependen de mí y las asumo, pero siempre encuentro algo que yo puedo hacer que sí depende enteramente de mí.  Me siento feliz de controlar mi propia vida, de tomar mis propias decisiones y de asumir las consecuencias de mis acciones. Nadie sabe a ciencia cierta qué ocurrió entonces. Algunos hablan de una fuerte tormenta que levantó a la bruja por los aires y se la llevó a otro lugar aún mucho más lejano. Otros dicen que se derritió quedando en el suelo, a los pies del niño, tan sólo sus medias de rayas y que por eso desde entonces puede verse dibujado un paso de cebra en ese mismo lugar. Lo cierto es que nunca más se supo de la bruja mala del "es que" y que, a partir de entonces, los niños que allí nacían no volvieron a recibir su preciado regalo en el día de su primer cumpleaños.
"Voy a" fue, poco a poco y a través de sus preguntas acabando con todos los "es que"s que aún quedaban. Y dedicó su vida a hacer que los habitantes de aquel lejano lugar aprendieran a tomar conciencia de su propia realidad, buscaran nuevas opciones y asumieran la responsabilidad de sus propios comportamientos."

8 comentarios:

  1. Uf, en mi formación y luego en mi especialización me he encontrado con cantidad de brujitas es que, que no permiten que se avance con el voy a. No les interesa que se estudie otros temas que no sean los que eya tienen sus fines. Eso del "es que· es una cuestión de poder mal entendido que no deja progresar en la vida profesional, ojalá se conjure a esas brujitas ...buen cuento saludos
    G.S.R

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  2. Si es muy lindo el cuento, tanto por sus planteamientos como por sus consecuencias, recomendable para estudiar en aulas de clase y aplicarlo desde los maestros, que nos llenan de esque...saludos
    Gloria

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  3. magnífica entrada. Cada frase una lección. Carolina Trejo

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  4. Demasiado infantil, reduccionista y mecanicista. No es tan sencillo como "yo quiero, yo puedo". Deberían leer el artículo de Ignacio Ramonet acerca de como nos controlan la mente a través de los medios masivos de comunicación. Se puede encontrar en La Red 21. a esta altura de las cosas las enfermeras deberíamos leer más epistemología y trabajos sobre la ideología dominante, el poder y sus consecuencias sobre las conductas humanas. Estos "cuentitos" nos infantilizan en lugar de hacernos crecer

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    1. En este blog se encuentra de todo, artículos como OBSERV-ARTE, Problematización de la profesión, Formación Política, y cuentos muy buenos como La pobreza un cuento nuestro y como este, lo cual permite comparar, participar y accionar. Bienvenidos todos los comentarios y saludos

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    2. Hola Alba , mi opinión va en dos vías. La primera: La situación que nos presenta el cuento, por ser un hecho bastante común en las profesiones , se suele no darle el valor que requiere. Incluso líderes y académicos no lo reconocen , y eso si es “facilismo”, para no darle salida a los problemas que son cotidianos y parecen livianitos , planteando entonces un ES QUE como pretexto. Segundo: quienes así opinan también desconocen que hoy la construcción del conocimiento no es otra cosa que subjetividad transformada, y por eso el cuento que nos compartes, es un referente que nos sitúa en nuestra realidad, siendo muy a lugar, porque nos permite ver y conectar nuestros problemas : educativos, políticos, tradicionales, de género, etc. La construcción de conocimiento, precisamente debe someter el hacer ciencia al criterio de los hechos, pasando así del plano sensitivo, subjetivo al plano objetivo. De la reflexión de casos que parecen infantiles, como alguien lo anota, que le vamos a hacer si en parte ese es nuestro mundo, pasaremos entonces a hacer y leer ciencia confusa y difusa. Alba gracias por darnos temas que nos llevan a pensar y con los cuales “he crecido”
      sanmiguelito43@

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    3. Que bueno que hagan los lectores uso de este foro abierto, de eso se trata, agradecería , en lo posible , sus correos para comunicarme personalmente. Un abrazo a todos los comentaristas

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  5. Hola Albalucía, gracias por tu mensaje
    Te cuento si encontré en mi andar a muchísimas (as) brujitas(os) luego cuando volví con un diploma del doctorado, creo era su enemiga, rival ..., esto a mi no me amilana para nada, busco en mi misma la valentía y salgo para adelante, aunque no me den la oportunidad de ningún cargo, eso para mí no cuenta, solo que como enfermeras siempre esta la competencia, pero que sea limpia, por una meritocracia. Aunque se confunden con la política, pero se llega a un final exitoso. Este cuento enseña bastante a buscar nuestra independencia y no a las excusas acostumbradas.En espera de más reflexiones, saludos.

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