Carnaval de Blancos y negros-Pasto Nariño-laguna verde azufral. |
“Dirigir no es atropellar. Es encauzar hacia
un objetivo que debe resistir un análisis ético” .Andrés Aguirre: humanista
y dirigente hospitalario
Conversando sobre algunos problemas ostensibles de las profesiones, me gusta escuchar a las colegas que señalan con optimismo: “cuando las cosas tocan fondo es posible renacer como el ave fénix”. Aunque ocasionalmente no comparta con mucho convencimiento su opinión, debo reconocer que pensar en esto, nos lleva a imaginar ideas sugerentes sobre lo que puede significar una crisis de representatividad , visibilidad, y reconocimiento de una profesión, pensando en su prevención y planteando entonces lo que puede ser la gobernanza.
La comprensión de qué es lo que hace que las
cosas sean como son, nos puede impulsar a abandonar la lucha, como alentarnos a entrar en acción. Saber cómo
funcionan los complejos y no siempre visibles mecanismos sociales y culturales
que existen en la formación , la
academia, las organizaciones, el quehacer profesional y el contexto, puede
inducirnos a ambas actitudes, que Bordieu señala como el uso “cinico” o el uso “clínico” de las
situaciones.
Pero ¿qué es lo que hay que
saber para tomar una u otra decisión? Desde el enunciado de este blog: formación, ética, y política, la
respuesta resultante es, en líneas generales: el saber como tender puentes entre la vida
pública y la vida privada de las profesiones; puentes que deben construirse o
revisarse, necesitando para ello de conocimiento, concepción y acción: es
decir, gobernanza de todos y en especial de los dirigentes de la profesión.
Esto reside en reunir los problemas privados de
la profesión, los problemas de la cotidianidad de cada uno de los profesionales y buscar palancas que, colectivamente aplicadas resulten
suficientemente poderosas como para elevar a los individuos de sus desdichas
individuales. Los humanos somos seres atados al tiempo, al espacio y a los
retos de aprender a coexistir y cohabitar, lo cual siempre está atado a una realidad
común y resolverla constituye un desafío no solo personal, sino un asunto público de la profesión, y esto requiere gobernar y gobernar-se.
Los elementos de la
gobernanza pueden agruparse en:
compromiso, coordinación y cooperación. Algunos la definen como un “nuevo software
ético y cívico”. Su objetivo, y para el
caso de las profesiones, es que quienes conforman las estructuras de poder
profesional: sector formador, gremial, organizaciones, encuentren un equilibrio entre la proyección y demandas
de necesidades de la comunidad
profesional, la autonomía, libertad,
seguridad, apoyándose en lo que mejor ha funcionado en las democracias: el proceso de autorregulación profesional, haciendo que siempre permanezca sin
importar las circunstancias.
Significa así que, en términos de conocimiento , de
experiencia si es necesario darle a alguien la autoridad en un campo
específico, en la dirección de una organización por ejemplo , pero ese alguien tiene que prepararse antes, durante y después, y contar con
instituciones sabias que trabajen a largo plazo sin perder la mirada en el proyecto de desarrollo profesional, y
escuchando la voz consonante y disonante de los miembros de la profesión,
para entender que cada voz cuenta por igual si está basada en argumentos
legítimos colectivos, lo cual lleva a no rechazar al opositor. Esto implica también, promover acciones conjuntas basadas en
expectativas compartidas (las normas que regulan la profesión) y limitar en
todo caso el comportamiento oportunista de actores y sectores que se apartan de
los enunciados de la profesión.
Los profesionales en su gobernanza comprenderán que los servicios de las organizaciones: académicas, gremiales, éticas ,y de cada una de las estructuras de la profesión son de ellos, sintiendo que estas estructuras están para su servicio y que reciben de ellas los mejores aportes y la disposición de proveer y cooperar con las condiciones sociales para una mejor vida en común y el desarrollo individual y colectivo de los miembros de la profesión.
Por otra parte , hoy el
ejercicio profesional se desarrolla en mayor interdependencia y diversidad y la
forma de ejercicio ha dado lugar a nuevos actores con múltiples visiones. Sin embargo , es necesario ajustar sus miradas sin perder la historia de la profesión y la
proyección hacia escenarios deseados(en el caso de enfermería lo que plantea la
Ley 266 de 1996) , demandando más
participación en las reglas que gobiernan sus vidas.
El reto constituye en dar una respuesta institucional que equilibre esos
tiempos, porque si no tendremos una crisis de legitimidad o un déficit
democrático que lleve a la pérdida de visibilidad, reconocimiento y poder de la profesión.
Por último, educar en gobernanza tiene que ser una de las prioridades de la formación; y esto no da espera porque son muchos los
problemas que van y vienen y se profundizan y por tanto deben ser resueltos desde ya. En otras palabras, pensando esto con Cornelius Castoriadis se puede decir que el
problema de gobernanza que pudiera existir, es que hoy las profesiones han
dejado de interrogarse, entrando aquí en escena el sector formador que tiene
ante sí un papel responsable y en especial los docentes no tendrían ningún derecho a
disculparse si rechazaran esa responsabilidad. Pero también es cierto que, lo
que pasa o pueda pasar en una profesión es producto del trabajo individual y colectivo de sus miembros.
Alba, yo trabajo en asistencia y docencia y la verdad es que en las dos partes se siente una calma chicha nunca vista. Nadie quiere afrontar los temas, solo lo que hay que hacer de inmediato, lo demás se evade en los dos campos y las profesiones en caos. Leerte invita a pensar y preguntarse que estará por venir, porque no se ve ninguna perspectiva, el sector salud está con unos problemas que también no tiene dolientes. Demos entonces paso a la gobernanza, te agradezco por tus escritos, los únicos diría que llegan a varias colegas que ya nos estamos acostumbrando a leerte, tómalo eso como una ganancia.
ResponderEliminarMaría C García L.
Vemos a los profesionales aferrados a lo acostumbrado, que sientn miedo de transformarse y transformarnos incluso cuando vemos que nuestras organizaciones, las universidades y los docentes nos aniquilan lentamente, seguimos en las mismas . Como usted lo dice profe no hay excusas. Lo triste es que se ve aquellas personas que en la universidad eran muy optimsistas pero cuando salen a trabajar se ve que no salen con nada ...Gracias profe
ResponderEliminarMarcela R
estudiante casi profesional
Autonomía individuall, versus impotencia colectiva, como traducir esto? Muchos interrogantes, pero interesante
ResponderEliminarR.RR
Amplio lo anterior. Leí tu blog y agradezco me lo envies siempre por el correo. En mi opinión quiero proponer algunas cosas para pensar el tema : 1. Los problemas privados no se convierten en temas públicos por el solo hecho de la enunciación pública, pero es un buen comienzo.
ResponderEliminar2. En ausencia de puentes fuertes y permanentes los problemas y los agravios privados no llegan a constituirse , por falta de condensación, en causas colectivas. Es preciso entonces no dejarse envolver por formas de asociación que surgen como explosiones aisladas y de corta vida, que buscan hacer estallidos de hostilidad o júbilo contra alguien o a favor de alquien.
3. La posibilidad de cambiar el estado de cosas , es como usted lo dice reunir los problemas de forma significativa buscando "palancas colectivas" . No dejar que los sufrimientos de las personas se perpetúen porque entonces las situaciones se "normalizan" y el obstáculo es mayor.
Randall Bueno
Asistente
Iidh
Usted es de esas personas que, aunque expresen opiniones contrarias a las mías, siempre me saben inspirar respeto.
ResponderEliminarLMIA