Frente a la pregunta ¿qué es la dignidad humana?
podría responderse con entera certeza que ¡es el valor de ser persona!, lo que aplicado
a los profesionales se refiere a la conciencia, al sentido , al sentimiento del
profesional sobre su valor como tal, a lo que ha aprendido, a su experiencia, a
lo que hace, a lo que aporta ,es, y proyecta. Como sentimiento moral, la
dignidad se diferencia de otros sentimientos en su fundamento: el respeto, en
el valor interno de su propia valía y estima que tiene por el solo hecho de ser
profesional.
En otras palabras la dignidad no se piensa, ni se razona, algunas
veces ni se entiende, sino que se siente
en lo íntimo , en lo constitutivo de su yo profesional, de su mismisidad; por ella es susceptible de ser reconocido como
tal , valorado, apreciado y respetado, pero también puede ser herido,
despreciado, desconocido por los demás. Por eso cuando esta falta, decimos
aquí, que se siente en la piel, allí
donde duele el rechazo, la indiferencia y que se aloja en algunas personas en
su pecho, estómago, brazos, ojos llorosos, donde se apaga la voz, tiemblan las
piernas porque los otros nos afrentan.
Como sentimiento moral es básico para tomar
decisiones y hacer elecciones autónomas, libres, responsables, fundada en
principios morales que guían su comportamiento. Así se convierte en la base de lo
que se conoce como concepción moral: valores, normas, principios, actitudes que
orientan nuestra conducta personal y de los grupos, las cuales se reproducen
por mecanismos educativos de control ideológico, formal e informal. Oh, cuanta responsabilidad les corresponde
al sector formador, a los docentes frente a la formación de las concepciones
morales y su base de dignidad, sobre todo en momentos en que cuestionamos el
actuar profesional, su proyección, su quehacer.
Por otra parte, los profesionales no podemos
admitir desviaciones conceptuales sobre lo que somos, y nuestra dignidad,
puesto que otros utilizan el lenguaje como medio para afrentar la dignidad
profesional. Un ejemplo de esto, es la forma como se denomina a los
profesionales en las instituciones de toda índole: educación, salud, trabajo: recurso humano. Como tal lo tratan, como a
cosa, y una aberración estimativa que nos envuelve y en la que hemos caído en
nuestros estudios, e investigaciones.
Tratándonos como recurso perdemos la capacidad
protagónica y nos convertimos en manipulables, desechables. A este adjetivo
lesivo de la dignidad, ahora bajo el argumento de mejorar esta expresión se habla de “talento humano”; esto me
recuerda a una colega que cuando escuchaba esto, reflexionaba que la afrenta era igual, pero señalaba "debe ser porque el profesional ante los problemas de la profesión“está-lento”"
Retornemos al valor de nuestra mismisidad, de ser constructores
y creadores de un mundo y futuro mejor.
Decantemos la dignidad de la nuestra y futura generación
de profesionales, ya que en el devenir de la historia parece no importar; pero
es necesario que se proteja, guarde y cuide , reflejándose en acciones que se
basen en principios y no en intereses personales, en las normas, en las
políticas institucionales, de forma que de verdad sea un valor absoluto al cual
no podemos renunciar , ni negociar porque no tiene precio.
La dignidad como sentimiento moral debe llevarnos a ser nosotros
mismos: profesionales con conocimiento, concepción y acción, de otra forma como
exigirla? Rescatemos valores colectivos: compasión, solidaridad,
equidad, inclusión, relevo generacional, colegaje. Que nuestras acciones nos permitan
vivir dignamente es decir que nuestra
profesión no nos lleve al cansancio, la
resistencia, el resentimiento. Así todos habremos ganado, de otra forma, la
pérdida es muy grande.
Alba Lucia felicitaciones logras plasmar mi angustia frente a la formación de nuevas generaciones de enfermeras(o) porque un enfermero digno trata con dignidad a los sujetos de cuidados.
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