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Impulsando el paso de la
democracia representativa a la democracia participativa, la Constitución
Política de Colombia de 1991 amplió los escenarios de deliberación,
participación y decisión para que los
grupos sociales, entre ellos las profesiones se hicieran cargo de sus propios
asuntos: humanos, técnicos, sociales, económicos, políticos, académicos,
disciplinares, de formación, éticos, culturales, y ejercieran así su
responsabilidad social que les compete. A esto se conoce como autorregulación
profesional.
En ese marco de la
autorregulación , surge el control social como una forma de participación , más no obstante, en los 21 años de
promulgada la Ley 266 de 1996, con la cual se dio inicio al proceso de
autorregulación, la participación de los profesionales de enfermería en esta
acción del control social, sigue siendo muy débil. Seguimos delegando ese papel
a las organizaciones, a quienes tampoco,
o muy poco, les ejercemos control social
sobre su actuar, y menos lo ejercemos a otros actores.
En consecuencia y pese a la
prohibición de contratar por terceros a personal relacionado con la misión institucional
como somos las y los enfermeros, la contratación laboral sigue vulnerándose; se siguen afectando derechos; se desmejoran
salarios con cláusulas muy graves ; el gobierno
hace continuos intentos por cambiar nuestras competencias profesionales y
ahora surge una gran amenaza con la
propuesta de creación de nuevos niveles ocupacionales en la profesión como son
los tecnólogos; todo esto como ejemplo
de la intervención desmedida de otros
actores ,en nuestros propios asuntos, gran parte de lo cual por el débil ejercicio de control social por parte
nuestra, dejándolo solo a expensas del interés de las organizaciones profesionales.
Por esto, con el ánimo de contribuir a las
discusiones y a la definición de alternativas de solución de las problemáticas
mencionadas, presento un llamado a ejercer la práctica democrática del control social que, de hecho, debe
constituirse en el accionar nuestro y de las organizaciones profesionales.
El control
Social es el derecho y deber que tiene todo ciudadano
para prevenir, racionalizar, proponer, acompañar,
sancionar, vigilar y controlar la gestión
pública, sus resultados y la prestación de los servicios públicos
suministrados por el Estado y los particulares, garantizando la
gestión al servicio de la comunidad.
El control social establece la posibilidad de que
los profesionales como ciudadanos podamos i ejercer una función crítica de observación y vigilancia sobre el comportamiento , responsabilidad y acción de los distintos agentes que en un momento u otro intervienen en los asuntos de la profesión: gobernantes, empleadores, las organizaciones de la profesión, otros grupos, etc.
Y así, los profesionales podemos demandar de las autoridades: públicas y
privadas, empleadores, organizaciones y otros, mayores espacios de
participación, respeto por sus normatividades, contribución para preservar y
garantizar sus derechos, y fiscalización de los recursos que tengan que ver con
el campo de acción profesional.
Para conjurar nuestros miedos, tengamos en cuenta
que al ser parte de un derecho fundamental,
el control social no puede dar lugar a represalias, ni despidos, ni otras
medidas sancionatorias; al contrario, las autoridades, empleadores, etc, etc,
deben a cambio facilitar el derecho, mostrar transparencia en la rendición de
cuentas que se les pida , creación de puentes de diálogo, y agilidad en el
proceso a que el control social de lugar.
Ejercer estos mecanismos, de quien hace control social,
y a quien se le hace, ayuda a mejorar la gobernabilidad, fomentar la participación,
promover procesos éticos, servir de
insumos para ajustar planes de acción, y luchar contra la corrupción.
Los mecanismos jurídicos para realizar el control
social son aquellos que permiten exigir los derechos fundamentales: la acción
de tutela, el derecho de petición, el habeas data, la acción
de cumplimiento, la acción popular, la acción de grupo, y todos los mecanismos de
participación informal que constituyen una opción voluntaria, lejos de instancias
convencionales: audiencias públicas, asambleas, veedurías, rendición de
cuentas, solicitudes puntuales, denuncias.
Estos mecanismos además de un marco normativo
que hay que seguir, tienen como requerimiento documentarlos. He aquí el llamado a la
academia, primero a las instituciones formadoras de profesionales, la
organización que representa a este sector, fortalezcan la formación en estos
aspectos, en el conocimiento de los aspectos propios de la profesión de que se
ha hablado, para que el futuro egresado ejerza sin miedo sus derechos, ese temor infundado hace daño a la profesión.
Segundo
para que estos temas formen parte de las líneas de investigación, de forma que los profesionales tengamos fuentes
documentales con que sustentar y hacer control social.
Tercero, para que todos los
sectores, organizaciones, y cada uno de los profesionales actuemos controlando nuestros propios asuntos, y mientras tanto, en ese espacio en que esperamos tener censos, medidas y proporciones,
comparaciones y otras documentaciones, hagamos control social de forma sencilla así : cite lo que está en desacuerdo, argumente su objeción, plantee
su solución, listo?. El control
social es nuestro derecho, pero también nuestro deber.
Trascendental el tema de la democracia participativa. Esto se logrará el día que se sea consciente de que somos seres políticos y aprendamos a que los derechos tienen un sentido de exigibilidad. Esto se aprende en los espacios académicos a través de la vida y se asuma desde este espacio la enseñanza de la Constitución Política de Colombia, cuando y quien lo hará?
ResponderEliminarGracias su comentario, por falta de control social, de acciones efectivas la problemática crece. Si la academia no hace conciencia, para qué tanta ciencia, si no tendrá realidad y espacio para aplicarla...
EliminarHola Alba Lucia gracias por tus valiosos aportes, a pesar de tener nuestras organizaciones de Enfermería, no existe la conciencia para llegar a la real participación, pese a que se desmejoran cada día las condiciones laborales, no se accede a puestos con un trabajo decente. Por un lado va la academia sin ser modelo, hemos llegado al individualismo, y a una atencion de enfermeria deshumanizada, por eso tu reflexión es trascendental
ResponderEliminarAlba Helena, una líder inigualable, mujer política, profesional excelente,conocedora de la luchas sociales y de enfermería, muchas gracias por comentar, y de verdad no se ha donde llevará esto a la profesión y al cuidado; a ver si despiertan nuevas generaciones...
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