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Enfemera de la Universidad del Rosario de Bogotá-Colombia-Abogada de la Universidad Nacional de Colombia. Con formación postgradual en Gerencia de la Salud Pública,Instituciones Jurídico Laborales , Políticas Sociales con Enfasis en Salud y Docencia. He sido profesora de Etica y Bioética, FORMACION POLITICA en universidades como: Fundación Universitaria del Area Andina en Bogotá-Colombia; y me desempeñè como Enfermera HUS de Bogotá ; Conferencista en las áreas de Responsabilidad profesional, políticas de Salud y enfermería, Etica y Bioética, Derechos fundamentales, en especial derechos de los niños y niñas. Expresidenta del Consejo Técnico Nacional de Enfermería CTNE -período 2008-2010. Fui hasta el año 2015 miembro de la Asociación Nacional de Enfermeras de Colombia ANEC.

martes, 5 de julio de 2016

"SER O NO SER": LA IDENTIDAD PROFESIONAL PROMETIDA.

¿Qué es más importante, saber quién eres, o a dónde vas?, propongo esta pregunta orientadora para la reflexión sobre algunas cuestiones de lo que aquí he llamado: identidad profesional prometida.
Me atrevo a señalar  que el peso de la preocupación por la identidad en  algunas profesiones como enfermería, ha sido una constante histórica que no necesita mayor evidencia. Y es que esa obsesión no es gratuita. Es  la respuesta a sostenerse dentro de la división del trabajo, donde místicos poderes crean cada vez más artificios para sustituir y cambiar las funciones y estructura de la profesión.

Y es que la identidad profesional tiene mucho que ver con quiénes somos y como nos constituimos, lo cual corresponde al deber moral que tiene el profesional de demostrar que se es enfermera(o) y no otro profesional, y ahí radica la dificultad en un mundo de circunstancias como el actual, donde hoy se vive la pluralidad, la colectividad, la globalidad, aquello de que somos algo de alguien y de todos , lo cual convoca a hablar de diferencias y por supuesto de dificultades, de linderos entre YO profesional de enfermería y el otro profesional de la salud y los otros actores.

El factor que más hace la diferencia y deslinda el quien soy del otro,  es un primer referente  que determina como pienso, hago, como veo el mundo, desde donde abordo las situaciones: el  objeto de la profesión: el cuidado. Si me cambian este referente, cambio de entidad, y por ende de identidad.

Este referente permite que la identidad salte a la vista, y no deja dudas sobre quien soy yo y  a donde voy.  Todo esto  tiene mucho que ver con el imaginario de lo que debemos ser, o la identidad prometida  : cuidadores de vida y salud.  Cuestión que merece debatirse , en el sentido de si ya somos y ya  hemos llegado a ser eso y no otra cosa.  Pero en el caso de que ya fuéramos, seríamos también una síntesis de experiencias, de fragmentos de historia, de lo que hemos sido para otros, y de lo que otros han sido para nosotros como profesionales. 

Es decir, estamos hechos de recortes tanto de la historia del cuidado, como de las necesidades del sistema de salud que también nos ha construido: por ejemplo, en una época- años 70 a 90-  necesitaron que fuéramos administradoras ya que de otra forma los servicios no funcionaban, las estructuras se caían, los recursos no se daban, pero  había una diferencia siempre fuimos enfermeras, porque el cuidado era parte de esa administración, o más bien la administración era parte del cuidado.

Ahora,  nos necesitan más gerentes y menos cuidadoras, y allí comienza la paradoja frente a lo que debemos ser: el ethos del cual debemos dar cuenta a la sociedad, lo que ésta espera de nosotros: que seamos enfermeras o enfermeros  y no otra cosa, y esa es la cuestión.
Al respecto,  necesitamos apropiarnos más de la potencia creadora del cuidado, o el referente con el que nos debemos “identificar”, y que es lo que los demás esperan ver en nosotras, queriéndonos reconocer con eso, es decir identificarnos. Hoy, es mi apreciación: los sujetos de cuidado: persona, familia, comunidad y entorno también están perdidos frente a ese imaginario, identifican mas como cuidadores a otros colaboradores del campo de la salud , y ellos cada vez más se identifican como cuidadores.

Por supuesto que la identidad profesional enfermera, también tiene otros referentes: sus teorías y desarrollos disciplinares, sus valores, su orden profesional, pero es de entender que todos estos  giran alrededor del cuidado.
He aquí el papel fundamental de quienes forman y debe ser una cuestión central que debe movilizar los sistemas educativos. “Nadie decide trazar un currículo profesional para dejar que el mundo de la profesión siga funcionando tal como lo hace”.  Pensando en esto digo que ,  la formación debe servir para torcer algún destino y  poder paliar grandes falencias como: no se enfatiza la formación en pensamiento crítico, ni imaginación creadora, de forma que al estudiante-futuro profesional- no puede  extrapolar lo que aprende hacia otros tiempos, espacios, escenarios , hacia nuevos sujetos de cuidado, ni hacer prospectiva, anticipación científica y social, que son los fundamentos que apuntan al porqué ser profesional en un área y no en otra. Se escucha por ejemplo a los nuevos profesionales: eso no me lo enseñaron, nunca pasé como estudiante por ese servicio.  


En todo caso,  en alguna parte del proceso educativo  existe una ruptura que hace que no lleguemos a la identidad prometida, y esto debe integrarse en la discusión filosófica, epistemológica, teórica, investigativa, que implica la educación y el ejercicio profesional.

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