¿Por qué el cuidado sigue siendo un asunto importante y tan
difícil ? ¿En qué
reside la dificultad para cuidarnos, y
habitar juntos? Con estas preguntas como introducción me atrevo a construir algunas palabras sobre la
relación entre convivencia y cuidado.
La convivencia entendida ante todo, como compartir, tomar parte en la vida
ajena y hacer partícipe de la propia al otro, involucra al cuidado como
forma de hacer posible algo, y de facilitar ser. Sin duda , para ello se necesita estar bien con uno mismo, y acompañarse de tolerancia y respeto hacia el otro.
La simbiosis de la convivencia y cuidado representa una de las mayores
dificultades para el ser humano, porque éste suele vivir en un "equilibrio inestable"(M Rogers); percibiéndose con claridad
el hecho real de buscar soluciones y alternativas para hacer posible y agradable
el con-vivir. Dentro de ese equilibrio-desequilibrio que también se vive por las dificultades del contexto sólo una poderosa ética del cuidado nos permitirá evitar o
solventar profundas crisis y convulsiones sociales. En todo caso, nos iría mejor si fuésemos
capaces de cuidar más, es decir: asistir,
guardar y conservar. Y como advertía, todo esto comienza por
uno mismo, entendiendo que debemos seguir una relación justa con nuestros compañeros/as de viaje y semejantes,
recordando que la humanidad está biológicamente predispuesta al cuidado, y así , el cuidar constituye una estrategia evolutiva que permite nuestra supervivencia
y extensión, y constituye un gozo sencillo y natural.
Es cierto que hoy tenemos un modo idiota de convivir (me atrevo a denominarlo así) en todos los espacios de la vida cotidiana; espacios que los hemos convertido en una forma tan dura
y violenta y ese modo que nos niega el placer del cuidado y nos priva de la felicidad de cuidar
Para transformar
dicho modismo, el cuidado es una estrategia oportuna y necesaria, y una fórmula eficaz y pacífica para la emancipación. Ignorar
esto es reducir nuestra capacidad de desarrollo personal. Igualmente, como
profesionales del cuidado que somos , debemos comprender la necesidad de trascender del cuidado natural (el espontáneo) al cuidado
ético, o sea aquel que necesita de reflexión moral, de razón, de juicio de
valor, de cultivo de conocimiento, capacidades y actitudes como la empatía, la
compasión, el altruismo , la vocación, la negociación, el cual se comporta como un fenómeno relacional de
ida y vuelta; para ello debemos comprender que necesitamos , buscar, demandar y construir circunstancias, condiciones , ideas, valores, espacios, instituciones
, organizaciones y estructuras
democráticas donde se den relaciones simétricas y sea así posible el cuidar. Si impera la crueldad, la
violencia, la competencia, la entropía, la
posesión, la dominación, el abuso, la injusticia, la ignorancia, es muy difícil ofrecer un cuidado ético y
sincero, y no me atraevería a señalar, pero pienso que en esos espacios NO hay cuidado.
Una sana relación de convivencia
y cuidado necesita por tanto de diálogo: el reconocimiento del
interlocutor, su posición, sus demandas, que se lleve a cabo en un proceso
dialógico abierto, transparente, sin
prevenciones. De práctica: reconocer y valorar la tradición del cuidado,
aprender haciendo, donde apreciemos las experiencias, vivencias, iniciativas ,
conocimiento y gestos positivos del cuidado de los otros . De proyección y propuestas, donde
se vea que los beneficios son recíprocos y por tanto es posible la resolución
de conflictos que en todas las circunstancias se presentan. De interdependencia
social, comprendiendo que es justo reconocer la sabiduría de todos, que
es necesario desarrollar el pensamiento
crítico, aceptando que podemos equivocarnos, y que tenemos derecho y necesidad
de cuestionar las ideas propias y ajenas, y que no hay seguridad absoluta.
Como cuidadores debemos afianzar objetivos coeducativos
que nos lleven a: promover
la ética del cuidado entre nuestros pares, enunciar y ensalzar las propias
relaciones de cuidado, descubrir los motivos que nos impulsan a cuidar, mirar
las distintas perspectivas de cuidado, trascender del cuidado natural al
cuidado ético, promoviendo así nuestra autoestima, autoformación, responsabilidad y autorregulación.
El cuidado liderado por el personal de enfermería se construye a partir de la practica, donde el conocimiento, la experiencia y la actitud positiva nos da la oportunidad de brindar una asistencia de calidad
ResponderEliminarEtica del cuidado y cuidado ético,dos cosas para debatir y diferenciar, buenos temas para nuestra clase de formación en salud, de la cual soy docente en un programa de enfermería . A propósito, donde se puede conseguir tus ensayos?.Saludos
ResponderEliminarNelson Zamora G
Alba gracias por ponernos a pensar. En los objetivos que propones en el tema cuanta falta hace investigarlos y que bien le harían a la profesión. saludos Maria Helena B.
ResponderEliminarThanks for sharing, nice post!
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