En tiempos inciertos y de decisiones difíciles por los que a veces
pasa el “cuidado de la vida y la salud”,
el principio de dialogicidad, que orienta el ejercicio de profesiones como Enfermería,
resulta muy práctico e inspirador.
El punto de partida para esta reflexión es preguntar si ¿ los profesionales que deben direccionar,
mediar y brindar el cuidado de la salud, establecen de verdad un dialogo afectivo
y efectivo para que el cuidado se
convierta en una experiencia memorable?, esto es: una experiencia liberadora, sensible, de comunión-poner en
común con-, crítica, creadora, formadora y transformadora de sujetos autónomos,
comprometidos con ellos mismos y los otros, constructor de consciencia de que existimos en una realidad
concreta, y que es preciso transformarla.
Aceptar la dialogicidad como principio de una profesión ,cuyo objeto es el cuidado de la
vida y salud, significa reconocer que
este principio constituye una postura epistemológica frente al cuidado. Sin dialogicidad
– diálogo efectivo y afectivo- no podríamos
hablar de que existe cuidado, que se ha cuidado, que cuidamos. Acorde a lo señalado por Paulo Freire: “el diálogo implica un encuentro
de los seres humanos para la transformación del mundo, por lo que se convierte
en una exigencia existencial”. En esa perspectiva, el cuidado, al igual que el diálogo -afectivo y efectivo- deben
ser una exigencia para preservar la existencia de la vida; el uno implica al
otro, convirtiéndose los dos en inspiración de cada uno.
En medio de esto, reconozco la dificultad que tiene el ejercicio de las
profesiones como la Enfermería, en un contexto donde la salud se ha convertido
en un bien comercializable, y por tanto
parece que no hay espacio ni tiempo para el diálogo.
Sin embargo, desde la perspectiva transformadora, es posible romper el
miedo y la sombra del contexto, y el
poder de dominio, construyendo y desarrollando procesos creativos como la dialogicidad.
La creatividad de este principio nos lleva a repensarnos y reconfigurar la profesión, lo cual comienza
por el deber de indagarnos y pensar sobre ¿Cómo cuidamos?¿Cómo nos pensamos? ¿Cómo
siente el otro que lo cuido? ¿Como me piensa el sujeto de cuidado? Ese encuentro con nosotros mismos y con los
otros, nos llevará a comprender quienes
somos, que hacemos, y por ende tendrá
esto resultados concretos para la profesión: el logro de alianzas, respaldos, confianzas, en búsqueda del reconocimiento social tan
anhelado.
Por otra parte, es necesario y
muy posible construir ambientes dialógicos para el cuidado, y esto debe formar parte de nuestros compromisos como profesionales, en cualquier posición y
ámbito de ejercicio en que nos encontremos. Con su divergencia y convergencia,
el diálogo efectivo- no la escucha estéril, sino la palabra acompañada de
acción- tiene una plataforma ética de
fondo: fomenta valores, desarrolla la proactividad,
reciprocidad, flexibilidad, respeto mutuo, re-significando así la fuerza de la
palabra y de la acción de Enfermería y el cuidado , mostrando la esencia del modelo de cuidado dialógico- como debe ser el
cuidado de enfermería- , el conocimiento y competencia de los profesionales. Si
esto no es ganancia, ¿que será ganar?
Para lograr esto, los y las
profesionales de enfermería debemos adquirir y cultivar una serie de actitudes como: Actitud
abierta, todas las ideas son bienvenidas, el diálogo es de saberes, y solamente el juicio de valor se presenta
cuando debe buscarse la solución o
medida más adecuada a lo que se pretende alcanzar. Actitud interpretativa : A propósito de la empatía, el filósofo Estanislao Zuleta proponía con una buena
crítica a la frase que utilizamos frecuentemente “ponerse en los zapatos de otro”, y señalaba en su ensayo “Elogio a
la dificultad” que en la interpretación de los errores, posturas , problemas
que se nos presentan con otros, no siempre existe una reciprocidad lógica, esto
es: yo explico mi posición desde el circunstancialismo: “esa situación me llevó a aquello, es el sistema el que no me
permite, no pude evitar que eso pasara ”, y al otro-otra, lo interpreto desde el esencialismo: ” está
cosechando lo que sembró, siempre es
así, se sabía que le pasaría”. En esa mezcla
de métodos, muchas veces irrespetamos al otro, lo desdeñamos. Zuleta propone:: examinar la misma situación con cada una de estas metodologías, a fin de que el examen sea recíproco y poder dialogar. Actitud investigativa : Estimulando
mutuamente la indagación, importantísima para tomar decisiones, formar
criterios, y seguir con el proceso creativo del cuidado. Actitud cuidadora: si diálogo y cuidado son semejantes, parece
redundante, pero simplemente se trata de que en el cuidado se deje ver
nuestra inteligencia, bondad, conocimiento, concepción, y siendo indispensable todos pasemos bien , que estemos a gusto , que
se respeten las reglas de juego, que la responsabilidad y el compromiso estén a
flor de piel. Es aquí , donde más tiene
lugar el conocimiento y la formación.
En el
conflicto y el post-conflicto: La
dialogicidad es básica para transformar situaciones que necesitan cambios e
innovaciones en aspectos que se ponen y
pondrán a prueba en esos momentos, como lo es el cuidado de la vida y la salud;
Por
tanto , es necesario formar y cultivar una actitud constante de apertura
mental, capacidad de visualizar posibilidades de superación del caos, de consensos y disensos activos, hacia la
búsqueda de la paz y la convivencia en todos los espacios que la vida nos
depara.
Ahora parece que todos están comunicados, y la verdad no es así. Profesionales haciendo consulta, administrando medicamentos , docentes que "dictan" su clase y salen corriendo, y todos hablan estrictamente lo necesario. quien no aplica este principio se pierde una gran oportunidad para compartir y construir, eso también como tu lo dices es ganancia.
ResponderEliminarfloratriste@yahoo.com
"Reconfigurar la profesión," como lo dices , es por allí
ResponderEliminarJGRT
Los principios que plantea son básicos e importantes, ayudan en la dificil tarea de entrar en sintonía con los públicos a los cuales nos dirigimos; Sin embargo hace falta lograr ese ejercicio practico que señala en el artículo.
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