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Enfemera de la Universidad del Rosario de Bogotá-Colombia-Abogada de la Universidad Nacional de Colombia. Con formación postgradual en Gerencia de la Salud Pública,Instituciones Jurídico Laborales , Políticas Sociales con Enfasis en Salud y Docencia. He sido profesora de Etica y Bioética, FORMACION POLITICA en universidades como: Fundación Universitaria del Area Andina en Bogotá-Colombia; y me desempeñè como Enfermera HUS de Bogotá ; Conferencista en las áreas de Responsabilidad profesional, políticas de Salud y enfermería, Etica y Bioética, Derechos fundamentales, en especial derechos de los niños y niñas. Expresidenta del Consejo Técnico Nacional de Enfermería CTNE -período 2008-2010. Fui hasta el año 2015 miembro de la Asociación Nacional de Enfermeras de Colombia ANEC.

viernes, 1 de septiembre de 2017

LOS PROFESIONALES Y EL DIALOGO INTERCULTURAL , UNA COMPETENCIA ÉTICA NECESARIA

DANNY AMAZONAS
Una de las exigencias de hoy para todo profesional es el desarrollo del diálogo intercultural, una competencias ética que pasa primeramente por el reconocimiento y valoración de los propios valores de la profesión a la que se pertenece, y  que en la medida en que se identifica con ella, le es posible confrontarse y también apreciar y valorar lo que para otros –con los cuales va a dialogar- puede significar identificarse con la propia comunidad de la que provienen.
Desde ya, podemos ver que esta sería la virtud práctica de lo que aquí llamamos diálogo intercultural, o un proceso que resulta pertinente y necesario en momentos como los que se vive en países como Colombia, en donde se desarrollan con mucha fuerza procesos de inclusión y reincorporación social.  
Como competencia ética, el desarrollo de  un diálogo debe enraizarse en la cultura de los sujetos, o sea en el mundo de valores, principios y significados a través de los cuales los que dialogan interpretan y mediatizan sus experiencias, constituyendo su verdadero fin: comprenderse más a sí mismo.
Constituye así una obligación moral para todo profesional, encuéntrese donde se encuentre: lograr la recuperación del ser humano, de todo lo humano, de la dignidad humana- que se pierde por la razón instrumental que nos impone el sistema económico, social, de salud, educativo-  y debe hacerse  desde donde estos seres humanos se expresan, sienten y viven: la cultura, pero ésta no en abstracto, sino en su realidad particular y concreta.
Aún más, es preciso considerar que el encuentro entre personas de culturas diferentes ocurre en todos los espacios, pero no siempre  suele producirse en condiciones simétricas, y por tanto puede suceder que el profesional se encuentre en posición dominante, y sea susceptible de tratar de imponer sus propios valores y realizaciones culturales sobre las de los otros.
Esto obliga a pensar como se viene realizando el diálogo en cada ámbito de la profesión. Particularmente para enfermería, debemos reflexionar como ocurre el diálogo para el cuidado, o como forma de cuidado, a fin de reconocer que , algunas veces, creemos que los sujetos deben pensar igual que nosotros sobre la salud y el cuidado, y  señalando , que esto no se agota en el respeto a la cultura del otro, sino que debe llevar, además, a la aceptación y acogida de su persona.
 El otro, el que necesita inclusión, reinserción, o reincorporación social, nos exige ser reconocido, no por sus ideas o creencias, sino por lo que es: un ser humano.  Esto reclama la formación y fortalecimiento en estudiantes y profesionales de la dialogicidad como competencia ética. A tal efecto, propongo promover:
·        Aceptar y acoger al otro diferente. El uso de estrategias socio afectivas en el ambiente de los centros de educación, de atención de la salud,  que hagan posible el respeto y la argumentación en el debate a las ideas diferentes, y la aceptación de personas diferentes.
·        Se enfatice en el uso de relatos y narrativas de experiencias, situaciones, formas de  cuidado, prácticas educativas, etc, útiles para el objetivo de descubrir el “hábitat”, el “hábitus” de realización de la existencia humana.
·        La valoración de la propia cultura de la profesión: que se reconozca e introyecte los valores y principios del ejercicio profesional. Recomiendo revisar y debatir  los post publicados en este blog sobre identidad profesional, a donde van los valores de la profesión y otros.
·        La construcción de un clima democrático en las aulas, las organizaciones, las instituciones formadoras y de asistencia, que permitan la expresión y aceptación de las diferencias de pensamiento, lo cual puede fortalecerse con técnicas de cooperación y gestión democrática basadas – para enfermería-  en los marcos de la Ley 266 de 1996 como el deber ser, y de la Ley 911 de 2004 como la obligación del hacer.
·        El pensamiento crítico que permita la valoración de las experiencias, de la tolerancia de otros argumentos, de la búsqueda de consensos y no del rechazo del otro. A propósito, vemos con dolor, como la falta de tolerancia, argumentación y reconocimiento  de la historia y el valor de los legados que han dejado el trabajo de otras personas, se van sepultando organizaciones ,siendo necesario reflexionar al respecto.