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Enfemera de la Universidad del Rosario de Bogotá-Colombia-Abogada de la Universidad Nacional de Colombia. Con formación postgradual en Gerencia de la Salud Pública,Instituciones Jurídico Laborales , Políticas Sociales con Enfasis en Salud y Docencia. He sido profesora de Etica y Bioética, FORMACION POLITICA en universidades como: Fundación Universitaria del Area Andina en Bogotá-Colombia; y me desempeñè como Enfermera HUS de Bogotá ; Conferencista en las áreas de Responsabilidad profesional, políticas de Salud y enfermería, Etica y Bioética, Derechos fundamentales, en especial derechos de los niños y niñas. Expresidenta del Consejo Técnico Nacional de Enfermería CTNE -período 2008-2010. Fui hasta el año 2015 miembro de la Asociación Nacional de Enfermeras de Colombia ANEC.

viernes, 1 de abril de 2016

CUIDADO PARA UNA VIDA SUSTENTABLE

Una reflexión desde la ética  y  el  cuidado de los seres humanos

¿Es posible el cambio de paradigma de menos consumo y más cuidado para una vida digna y sustentable? ¿Cómo se puede garantizar el buen sentido de ese cambio?

Muchos interrogantes surgen frente al colapso civilizatorio devorado por una cultura consumista cuya huella es cada vez más destructora: de las personas, de la salud, de la vida, de los seres vivos. Precisa que nos aventuremos a encontrar  salida a estas desesperanzas.

Desde la ética considerada , aquí , como un proyecto civilizatorio , un programa (de valores, principios, comportamientos) con el cual nos insertamos dentro de ese proyecto, y en conjunción con la  práctica humano-social del cuidado, en el sentido,  que WALTER BENJAMIN dió a estas prácticas en su libro el “Narrador”,  “que “unen  la razón, la  mano, el gesto, la voz y la palabra, la voluntad y el interés para intervenir la realidad  ” de ese proyecto civilizatorio;  y teniendo en cuenta que los seres humanos somos parte de los seres vivos, abiertos, inacabados, perfectibles, es posible encontrar  el  giro del paradigma interrogado, solo con el fin de que logremos el mundo  que nos gustaría vivir: un mundo humano, “más que humano”.

Evitar el colapso de la civilización humana requiere entonces de una transformación absoluta de los patrones culturales, constituyendo el cuidado:  un sello de garantía  para una vida digna, que se sustenta así mismo, lo cual pasa por unas sociedades más cohesionadas, donde las  relaciones humanas y económicas estén basadas en la cultura de la comunidad como gestora de los bienes comunes. En ese escenario, el cuidado y los profesionales del mismo, juegan un  papel ético y político fundamental en la sustentabilidad .

Tarea nada fácil en una sociedad como la nuestra tejida en medio de bienes y bienes interminables, de publicidad que nos lleva a confundir necesidades con deseos, donde la salud se ha convertido en algo comercializable, y donde la entropía nos deja apego, insatisfacción, violencia, desasosiego  y adicción, profundizando cada vez más la pobreza e inequidad de los seres humanos.
Llegados a esta encrucijada, en la que el aire de nuestras ciudades se hace irrespirable, el cambio climático hace estragos en nuestra salud, en los alimentos y nuestras vidas, y donde la explotación de personas y recursos no conoce límites, donde el trabajo es inaccesible sin resquicio a vidas dignas y sostenibles, (aquí si sostenible porque depende en gran parte de factores externos) parece inevitable responder con un “caminante, no hay camino… se hace camino al andar”.

Es decir, comenzar a transitar una senda aún por definir, pero claramente en una dirección distinta a la tomada hasta ahora, y que reoriente las instituciones claves que modelan la cultura señaladas, en especial la educación, las empresas, los gobiernos, los medios de comunicación, los modelos de salud, así como los comportamientos humanos consolidados bajo parámetros consumistas ajenos a nuestros orígenes y tradiciones; para ello tendrá que fortalecerse las organizaciones, las comunidades, los colectivos que permitan pensar que otro mundo es posible a fin de paliar inequidades.

Esto nos lleva a buscar también , y desde nuestro propio quehacer, el sello de garantía de unas vidas más sostenibles con propuestas sólidas como las que nos plantea el desarrollo a escala humana, que considera  debe revaluarse el concepto de necesidades humanas, entendiendo que se requiere ser cautelosos con lo que nos desboca en la sociedad de consumo en que vivimos, comprendiendo  que nuestras necesidades son universales, finitas, no solo de carencia, sino de potencia: subsistencia, protección, afecto, entendimiento, creación, participación, ocio, identidad, libertad,   y por tanto,  para su satisfacción se requiere de bienes básicos de calidad (no mínimos: porque después de lo mínimo está la nada), y de muchos satisfactores sinérgicos como lo es el cuidado, desde cuya perspectiva dan cuenta de quienes, y que hacemos como humanos por los humanos.   

Corresponde así tener en cuenta estos  enunciados en el día a día, y en lo que sabemos hacer las profesiones, proponiendo aquí, se comience por la aplicación de esos enunciados en el proceso de enfermería. Probar este nuevo enfoque  diseñando el plan de cuidados  con base en las 9 necesidades antes señaladas, sin lugar a duda, requerirá de una mayor capacidad de construcción y movilización de nuestras concepciones, para integrar nuestro conocimiento, los principios del ejercicio profesional , los de la bioética,  logrando resultados más dignos y humanos, facilitando el cambio de paradigma que se señaló al comienzo. En este cambio, el cuidado se acercará más a la gente, y permitirá  que las intervenciones en salud  vayan  más allá del cuerpo.

Igualmente, es hora de organizarnos para  que las políticas públicas se pongan a la altura de una ciudadanía que quiere decidir por si misma y abordar los cambios que permitan la sostenibilidad de la vida. La  dignidad de los seres humanos que se alcance, será el indicador del giro de paradigma que buscamos.

5 comentarios:

  1. Dr. Doris Grinspun3 de abril de 2016, 20:46

    Fabuloso blog, Albalucia! Este cambio tan fundamental que tu propones tiene que ir mano a mano con una democracia robusta, algo que cada vez parece escacear mas...El problema es que si los pueblos todos y las personas todas: ricas y pobres; blancas y negras; mujeres y hombres -- no nos despertamos pronto -- cuando lo hagamos, no encontraremos nada...

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    1. Bien recibido este comentario de una personalidad internacional en enfermería. Válido también para las profesiones, si descuidamos el cuidado, no encontraremos nada ...

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    2. Definitivamente los paradigmas económicos, en nuestra sociedad, han opacado el valor de la vida. Le damos importancia a aspectos que no son esenciales, no son fundamentales. Recuperar el sentido de nuestro existir, de nuestro hacer, son apenas los pasos iniciales en este cambio de consciencia absolutamente necesario para preservar la vida en todas sus manifestaciones universales.

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  2. Gusto en saludarte Alba Lucia. Aciertas al proponer que desde el cuidado demos un cambio de paradigma: del consumismo arrasador y enfermizo centrado en el tener a la dignificación de la vida y sus necesidades que van más allá de las meras cosas. Necesario reflexionar y movilizarnos desde todos los campos en que se propone el cuidar, para así aportar en la construcción de una nueva forma de ser y estar en este querido planeta.
    Jenny Rodríguez. FUAA

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    1. Jenny gracias su comentario, muy oportuna sus propuesta, espero que desde la docencia se profundice y emprenda acciones pertinentes para la construcción de ese mundo humano que soñamos

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